Viajar por Cuba

Agosto 2016

Cuba no es un país para mochileros.

La falta de Internet y de un sistema de hostales, así como la existencia de dos monedas, dificultan el hecho de viajar por libre.

En Cuba las cosas funcionan diferente y uno tiene que ser consciente de eso. Si eres un turista blanco occidental, el viaje no te saldrá tan barato y intentarán sacarte el máximo de dinero posible. En líneas generales, habrá aspectos de la cubanía que te saldrán económicos (comer, beber y visitar cosas sencillas), pero otros que no tanto, como el alojamiento y el transporte, aunque también depende de lo avispado que seas y de las ganas que tengas de pasarte horas regateando.

También es importante plantearse qué tipo de viaje quiere hacer uno y con cuánta gente va. En mi caso viajé en grupo, cosa que tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Viajar un grupo permite ahorrar dinero en según qué sitios, por ejemplo en taxis o alojamiento, pero al mismo tiempo es más difícil encontrar suficientes habitaciones o plazas para todos a la hora de dormir o moverse.

Más allá de eso, viajar en grupo supone un enriquecimiento cultural increíble ya que diferentes puntos de vista aportan un mayor conocimiento y un mayor aprendizaje. La mejor manera de aprender es debatir. Y durante el viaje debatimos sobre millones de temas, sumándole el añadido que éramos gente  muy politizada y con cierto activismo político.

Por otro lado, el hecho de ir tanta gente dinamita muchas veces la toma decisiones y lo hace todo más lento y, lógicamente y sanamente, puede haber fricciones. En nuestro caso, más allá de algún momento de tensión, apenas hubo problemas. Se ha de tener en cuenta que pasar 30 días con la misma gente genera conflictos que en algunos casos hacen prosperar y en otros no, pero que son inherentes en nuestra conducta humana.

Para mí hay, principalmente, dos tipos de viajes en Cuba. Uno es el turista clásico que viene la isla a relajarse y no piensa en relacionarse con la gente. Es el turista al que no le interesa la realidad del país y solo piensa en ir a cayos, tomar el sol o estar en Varadero con un mojito en cada mano. O, peor aún, el que va únicamente a hacer turismo sexual.

En Santiago conocí a un italiano que venía a Cuba cada año dos semanas únicamente a follar. Cada día con una diferente. No visitaba nada, solamente iba de la casa a la fiesta y de la fiesta a la casa. Decían por allí que a los italianos les gustan más las negras y a los españoles más las mulatas. Incluso me explicaron que había gente que contrataba a mujeres por dos semanas. Muchos dueños de las casas de alquiler se mostraban inquietos por la situación, ya que, legalmente, cada vez que una persona duerme en uno de sus alojamientos, tiene que notificarlo en una libreta que entregan mensualmente al Estado, siendo éste el mecanismo de control de los viajeros en Cuba.

Además, les sirve para “controlar” la situación de la prostitución, ya que si ven en sus datos que una chica cubana ha estado en muchas casas de alquiler de manera continuada, puede ser que se esté prostituyendo. Lo cierto es que en Cuba hay mucha prostitución y es sumamente fácil y barato. Este tema ha sido una de las mayores decepciones del viaje, aunque ya me habían advertido masivamente al respecto.

El otro tipo de viaje es el que busca conocer la isla en su esencia y busca el contacto con los cubanos. Para ello la mejor manera es hospedarse en casas de alquiler, que te ofrecen habitación para tres por 15-25 dólares. En ellas descubrirás mejor la cubanía, el modus vivendi de los cubanos. Te ofrecerán excursiones, que comas con ellos, que pasees con ellos y podrás charlar con ellos.

Aprenderás más que nunca. Que convivas con cubanos no significa tampoco que vayas a vivir baratísimo, ya que según qué actividades son caras en general. Existe una vida para el turista y otra para el cubano, pero con excepciones. Para dormir en Cuba uno tiene varias opciones, que van desde las casas de alquiler hasta los hoteles y hostales.

El transporte en Cuba es lo más caro. Más allá de las ciudades, donde uno puede usar la guagua baratísima, el viajero tiene tres opciones: taxi, Viazul o colectivos. El taxi es más barato que en España, pero es lo más caro, aunque el transporte es de puerta a puerta. Viazul es la línea estatal de buses de alta calidad, principalmente utilizada por turistas. 

Es extremadamente lenta, ya que para en cada ciudad cinco minutos y es bastante cara. Además, el aire acondicionado está altísimo, así que cuidado con los catarros. También es muy cómoda y para un viaje largo vale la pena. La última opción son los colectivos, buses que utilizan los cubanos para moverse por la isla que resultan muy económicos. Para coger estos buses colectivos uno tiene que preguntar, salen normalmente desde las terminales de buses y cuidado que no os cobren de más.

Viajar por Cuba también puede ser ligeramente peligroso porlo que llaman “la enfermedad del viajero”, pero tampoco es un motivo de excesiva preocupación. Esta enfermedad es debida a los parásitos que lleva el agua en Cuba, a los cuales los cubanos están acostumbrados pero no los foráneos.

Lo normal es que los primeros días estés con cagarrinas, así que mejor no tomar cosas de la calle que lleven agua del grifo. Aun así, nuestro estómago se acaba acostumbrando y finalmente deja de afectarte. Yo estuve la primera semana yéndome “pata pa’ bajo”, pero acabé tolerando la bacteria. Ésta se llama giardiasis, y produce descomposición, náuseas, hinchazón, vómitos e incluso fiebre. Del grupo que íbamos, tres cayeron.

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