Varsovia, primera parada en Europa del Este

Agosto 2015

A primera vista la capital de Polonia, Varsovia, es una ciudad con un aspecto frío y serio, con varios rascacielos, calles anchas y barrios con arquitectura soviética. Se trata de una ciudad prácticamente nueva y con casi 2 millones de habitantes, la más poblada del país. Varsovia quedó totalmente destrozada tras la Segunda Guerra Mundial. Y tuvo que reconstruirse casi al completo. Se calcula que los nazis redujeron a cenizas el 85% del territorio. El método de destrucción consistía en quemar las casas una a una. 

En la ciudad destaca el degradado barrio de Praga, siendo el lugar donde se rodaron escenas de la película “El Pianista” y con numerosos patios interiores en los edificios en los que presidía algún símbolo católico.  Varsovia cambiaba radicalmente cuando cruzabas el imponente río Vistula. En sus alrededores paré para comer un arroz pasado que había cocinada anteriormente. 

Enfrente del Palacio de la Cultura y la Ciencia de Varsovia

De lo más interesante de Varsovia es su historia judía, una de las más numerosas del mundo en los años cuarenta. Con la llegada al poder de los nazis, fue enviada a un gueto en el centro de la ciudad, donde se situa actual barrio de Muranow, y allí se les mantuvo bajo un régimen inhumano.   

Los guías del tour gratuito explicaban que mientras que un adulto consume alrededor de dos mil calorías diarias, el judío del gueto apenas llegaba a las 200. Una vez allí, morían por desnutrición o por falta de salud, o en el peor de los casos eran enviados a los campos de exterminio. En Varsovia murieron, de acuerdo a las estimaciones, un total de 400.000 judíos. Casualmente, mi estancia en Varsovia coincidía con el 71 aniversario del levantamiento polaco frente a las tropas nazis. El 1 de agosto Varsovia entera se detiene al completo en honor a la resurrección, que me pilló estirado en el césped. 

En Varsovia nació el creador de la lengua universal Esperanto, Zamenhoof, que nunca llegó a triunfar, y de la importantísima científica Marie Curie, la primera persona -y encima mujer- en ganar el premio nobel en dos categorías distintas, física y química. 

La visita a Varsovia fue realmente efímera (un par de días), y me dejó una sensación extraña. El hostal no destacaba en nada. Pude disfrutar de su sabrosa y barata cerveza, pisé una mierda y me sorprendió el respeto en las leyes de tráfico; nadie cruzaba en rojo. El siguiente destino era Cracovia, por lo nos dirigimos a la estación de autobuses tomando el metro, en el que la limpieza era impecable y no encontré ninguna papelera. 

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