Vagabundeo por las costas de Pula

Agosto 2015

Después de dos semanas de turismo cultural decidimos ir a la costa croata para relajarnos, gastando el último pasaje que nos quedaba de nuestro Interrail. Esta vez fue un trayecto corto, de unas cinco horas hasta llegar a Pula, ciudad principal de la península de Istria, situada al norte de Croacia. 

Nuestros planes allí contemplaban playa y relax. Caminamos por Pula hasta llegar al coliseo y salimos a las afueras para irnos a Premantura, un pequeño pueblo más al oeste que nos habían recomendado. El autostop fue increíblemente fácil. 

Anduvimos vagabundeando un par de días por las preciosas playas de la zona, disfrutando de esas aguas cristalinas y puestas de sol paradisíacas. Un día durmiendo al lado del bosque vimos un ciervo que nos miró inquietantemente y echó a correr. 

Por las afueras de Premantura, buscando algo.

Más adelante fuimos al pintoresco Rovinj, un pueblo más al norte, ya en dirección a Venecia. También hicimos autostop para llegar. Dormimos en un camping al lado de la playa, y nuestro nivel de precariedad aumentó.   Tenía una necesidad de comer comida más sana y alimentarme decentemente, pero el viaje no me lo permitía y debía calmar mis impulsos. 

Finalmente, un día más tarde emprendimos de nuevo el viaje dirección Venecia. Luego de 40 minutos esperando, un amigable italiano traductor de persa nos recogió en Rovinj. Dio la casualidad que el chico pasaba por Venecia, lo que nos fué de perlas. En principio, nuestra opción era hacer parada en Trieste y allí coger un bus o un tren para ir a Venecia. Pero vista la oportunidad, el amigable conductor nos llevó directamente a la plaza principal de Venecia. Habíamos superado exitosamente el trayecto, superando dos fronteras (300 kilómetros) en un total de cinco horas. 

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