Trinidad, la ciudad colonial

Agosto 2016

La pequeña y coqueta Trinidad (76.000 habitantes), fundada en 1514 por el conquistador español Diego Velázquez de Cuéllar, es posiblemente el ejemplo máximo de ciudad colonial cubana. Está bien conservada y posee una bonita arquitectura, muchas de ellas antiguas casonas que en otros tiempos estuvieron dedicadas a la fabricación de azúcar, lo que le ha llevado a ser inscrita en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. El centro histórico es precioso y pasear por allí es una opción más que recomendable.

A diferencia de Cienfuegos, es mucho más turística y cara. Nuestro grupo durmió en una casa de alquiler a unos 15 minutos del centro, por lo que estábamos más alejados, pero gracias a ello descubrimos un paladar (restaurante particular) en el que comíamos baratito.

El trato con la familia no nos gustó especialmente y nos timaron de mala manera. Siempre pregunta antes los precios. Cometimos el craso error de no hacerlo y por lavar la ropa de los siete nos cobraron nada más y nada menos que 40 euros. ¡Cobraban por pieza, los cabrones! Pero, bueno, al fin y al cabo son cosas que uno aprende mientras viaja.

Estuvimos tres días en Trinidad, y aprovechamos para turistear, pasear, descansar, ir a una piscina cubana, a una discoteca y a la playa.

El ambiente de la piscina me recordó a la playa. Cubanos bebiendo ron y cerveza mientras bailaban en la piscina. Incluso vi a uno comiéndose un plato de espaguetis. Fuimos también a la discoteca La Cueva, la más conocida de la zona, en la que había muchos turistas.

Estaba literalmente metida en una cueva -tenía ese olor característico- y valía cinco euros entrar con una consumición. No era nada del otro mundo pero tenía su gracia, aunque estaba a petar y hacía un calor tremebundo. La discoteca cerraba a las tres y acabamos en un puesto de la calle tomando unos mojitos junto a un par jóvenes cubanos con los cuales estuvimos charlando sobre temas variados.

Al día siguiente nos dirigimos a Playa Ancón, una bonita playa a una media hora de Trinidad. Era un lunes y fuimos a las 10 de la mañana, por lo que había poca gente y se estaba muy tranquilo.

Uno de mis amigos me comentó que la mejor manera de superar una resaca en el Caribe es ir a la playa a pasar el día. Lo corroboro. Una pizza, un coco y un buen remojo lo hacen pasar todo. Como se podía practicar snorkel, nos alejamos un pelín para intentar ver algo por las profundidades del mar. Recuerdo ir caminando por la playa y ver un manglar precioso, con miles de peces revoloteando a sus alrededores.

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