Septiembre 2020
Job (1930) es una novela del escritor Joseph Roth que trata sobre las desventuras de Mendel Singer y su familia. El protagonista, un maestro judío de un pueblo llamado Zuchnow del Imperio ruso, pobre y sencillo, ve la vida pasar acompañado de constantes desgracias. Su día a día consiste en enseñar la palabra de dios a sus alumnos, a la vez que a la crianza de sus cuatro hijos junto a su esposa Deborah, por la que se ve atado por conveniencia. Su último hijo Menuchim –un nombre que siempre recordaré–, resulta ser un tullido con todo tipo de problemas, pero sus superiores religiosos les prometen que sanará.
Unos años después, la familia Singer decide emigrar a América gracias a uno de los hijos, pero abandonan a Menuchim en Zuchnow y otro de los hermanos se queda en el ejército; a partir de allí la vida de Mendel cambia repentinamente. Roth describe a la perfección la humilde vida judía en el este de Europa y las bondades y las desgracias del sueño de cruzar el charco.
“Job” es ante todo una alegoría del profeta Job, un personaje bíblico que tiene que superar difíciles pruebas para demostrar su fidelidad a Dios. En este sentido, Mendel Singer representa a Job, la historia de un hombre que cree fielmente en el todopoderoso, pero que su triste vida le hace dudar; el devoto siempre espera el milagro.
El libro es, posiblemente, uno de los más dramáticos que he leído nunca; a veces, me encontraba leyendo bajo la sombrilla en la playa y pensaba qué hacía leyéndola en ese ambiente. Pensé incluso en dejarla, pero la maestría de Roth me hizo continuar, con esa prosa decadente, profunda y sencilla, sin florituras. Todo lo que leo de este autor me trastorna positivamente, pero este libro no lo recomendaría como algo para pasar el rato. Lo leería siendo consciente del sufrimiento y malestar que genera, pero a la vez pensando en que es riqueza para el alma
“Mis pies aún caminan. Como y bebo, rezo y respiro. Pero mi sangre se paraliza. Mis manos están marchitas. Mi corazón, vacío. Ya no soy Mendel Singer. Soy lo que queda de Mendel Singer. América nos ha matado. América es una patria, pero una patria mortal. Lo que allá en nuestra casa era el día, es aquí la noche. Lo que allá en nuestra casa era vida, es aquí la muerte”