Fahrenheit 451 (1953) de Ray Bradbury

Septiembre 2020

Fahrenheit 451 (1953) de Ray Bradbury es uno de los grandes clásicos de la literatura de ciencia ficción. La novela, ambientada en una futura sociedad distópica, se basa en la historia de Guy Montag, un bombero que se dedica a quemar libros como profesión. Montag, miembro de una sociedad represiva en la que no hay acceso a los libros ni a la cultura y solo se profesa el deporte y el entretenimiento fácil, se ilumina tras conocer a una joven librepensadora llamada Clarisse McClellan, que le ofrece otra visión del mundo, despertándole una insaciable curiosidad.

A partir de allí, en un contexto de cuasi-guerra mundial, Montag sufre una revolución personal y decide leer un libro junto a su mujer. El protagonista sigue rebelándose con la ayuda del viejo Faber, un erudito cobarde, y entra en un estado revolucionario, fugándose de la ciudad mientras es perseguido por el “Mechanical Hound”, un perro metálico. Finalmente, encuentra a una comunidad escondida en los bosques que se dedican a memorizar libros para poder recordarlos, en la que cada persona es una obra. Frente a la atomización y represión de la ciudad, Montag encuentra en la naturaleza la alternativa a la caza de brujas, y decide sumarse a ella, dejando su trabajo de bombero quemalibros.

En aquella sociedad distópica, el cómo no era importante; no se sabía el porqué de las cosas. A la gente no le importaba saber, no quería pensar, solamente buscar resultados. Fahrenheit 451 es una gran crítica al poder del Estado, así como a la idiotización y al consumo de masas. Una advertencia, como dijo Bradbury, del macartismo. Un canto a la libertad individual y al amor a los libros.

Como novela no me ha entusiasmado. No se pone interesante hasta la segunda mitad, pero la descripción de la sociedad y ese ambiente permanente de fuego y humo tienen algo único, de ahí que se haya convertido en un clásico. La figura del capitán es detestable, en cambio al viejo Faber se le coge cariño.