Mayo 2020
El hombre en busca de sentido (1946) es un libro clásico del psiquiatra austríaco Viktor E. Frankl, en el que narra, a modo autobiográfico, su paso por un campo de concentración nazi. El autor hace un recorrido psicológico de los sentimientos de los prisioneros, hablando de sus diferentes etapas, de sus sueños, del hambre, de la concepción del tiempo y de muchos temas más. Describe a la perfección los mecanismos psicológicos que posee el hombre para su propia supervivencia, indagando en la idea de que aunque nos encontremos en los peores momentos, siempre hay luz al final del túnel. “Cuando todo se ha perdido”, algo se puede hacer, sostiene el psiquiatra.
El libro es principalmente una crónica periodística en la que se describe la llegada, la vida y la salida del campo, desde la óptica del narrador, un prisionero que ejerce de psiquiatra. Al final del libro se incluye una parte más ensayística, donde se explica la “logoterapia”, una corriente y práctica psicológica –de la cual Frankl es creador–, que se basa en la “voluntad de sentido”, en la que “la primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrar un sentido de la propia vida”.
Viktor E. Frankl nos enseña con esta obra, que combina la psicología y el existencialismo, cómo el ser humano es capaz de llegar al límite del sufrimiento y sobrevivir, con el ejemplo más sádico que posiblemente ha vivido la humanidad: los campos de concentración. Con una narración fluida e inquietante, pero siempre conservando cierto optimismo, “El hombre en busca de sentido” es un buen manual para entender ligeramente a la idea del sufrimiento.
Como explica acertadamente el autor, “al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas –la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias– para decidir su propio camino”. La “vida espiritual” hace que la vida tenga un sentido y propósito. Buscar el “sentido de la vida” o el “sentido de la existencia” es una pregunta sin respuesta para el hombre moderno, el cual se encuentra en un vacío existencial; pero buscarlo, al fin y al cabo, es un propósito. El hombre tiene que vivir el presente, pero debe mirar al futuro.