El Darija marroquí

Enero 2019

El árabe es una de las lenguas más habladas del mundo, con unos 300 millones de hablantes. Para los que provienen de lenguas latinas o germánicas, el árabe es un auténtico jeroglífico. Cada vez son más los occidentales que se interesan por esta lengua, que recorre desde Marruecos hasta el Medio Oriente. Como leí una vez, el árabe es la lengua de los desiertos.

Como en todas las otras lenguas existen también dialectos. En Marruecos hablan una variante del árabe llamada darija o dariya, que significa dialecto en árabe, y a veces también conocido como magrebí. Una vez un iraquí me dijo que lo que hablaban en Marruecos no era árabe, sino francés con toques de árabe. Dudé. Más bien diría que es al revés: una mezcla de árabe con francés y amazigh, la lengua de los bereberes.

Así pues, en Marruecos tienen grandes dificultades para entender la lengua del Líbano o Arabia Saudí, lugares donde se habla un árabe mucho más clásico. El darija marroquí es una lengua coloquial sin una institución lingüística que la respalde. No tiene una ortografía estandarizada. En la lengua informal se escribe mediante letras y números y con pocos tiempos verbales.

El árabe clásico y el árabe magrebí son sumamente diferentes. En las escuelas y en la televisión, el árabe clásico es la lengua de comunicación, pero no así en el ámbito privado. La mala calidad de las instituciones educativas en Marruecos es una lacra para el país, que ahora tiene una tasa de alfabetización inferior al 70% y se sitúa en una de las peores posiciones en el mundo árabe.

Por suerte, mi compañera de viaje dominaba el darija ya que vivió muchos años en Marruecos. Yo simplemente asentía junto a mi uniforme marroquí: chándal, gorra y zapatillas deportivas. Acompañado de una barba incipiente y unos orígenes lejanos seguramente mixtos, mi mimetismo se hacía efectivo. Me camuflaba en la estética. Aprendí lo justo del darija que se basaba en wuaja (vale), yala (tira para allí), shukran (gracias), salam (hola), slama (adiós) y una mano en el pecho como gesto de fraternidad.