Febrero 2017
Una carta que presenté en las Jornadas de Puertas Abiertas de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Seguramente vayáis tan perdidos como yo y no sabréis que estudiar ni que hacer con vuestras vidas.
Pero no os preocupéis. Estar perdido es, al fin y al cabo, un estado mental de la juventud en el siglo XXI. Nadie sabe qué hacer ni porque hacerlo. A priori parece que hay mil posibilidades, pero no logramos decidirnos.
Eso no os pasa a vosotros únicamente. También me pasa a mi, tranquilos.
Me presento.
Mi nombre es Martín Madridejos y estudié políticas en esta facultad y ahora estoy haciendo el máster en relaciones internacionales. Y recordad, ando igual de perdido que vosotros. Ha llegado enero y la resaca navideña solamente supone dolores de cabeza (no por el alcohol, sino por la sobredosis de familia, comida y sociabilidad familiar) e incertidumbre.
Pensando, tras un primer semestre cansado, qué hacer en Setiembre. Ahí estamos. Jodidos, sí.
Más allá, vivimos en una época tempestuosa en la que las ciencias sociales y las humanidades han quedado supuestamente en segundo orden, y en el que las ingenierías y las ciencias aparecen como el único futuro que se vislumbra. Nos pasa comúnmente que, tras comunicar a familiares y amistades que vamos a estudiar una carrera de estos ámbitos nos tachan de idealistas y de falta de salidas laborales.
Además, nos bombardean constantemente, desde los medios de comunicación, con que estudiemos otras cosas, que ganaremos más dinero y que encontraremos trabajo con más facilidad.
Por ello, tenemos que reivindicar más que nunca la importancia de la politología y la sociología en esta época, la reivindicación de las humanidades y de las ciencias sociales. Vivimos en tiempos interesantes dicen.
¿Pero hay algún año no interesante para un politólogo o para un sociólogo?
Lo que sí que es cierto es que vivimos en una era extremadamente complicada, en la que Donald trump amenaza con acabar con el orden mundial existente y la globalización neoliberal parece frenarse, en el que la posverdad y los medios de comunicación configuran nuestra realidad y nos acusan (a los politólogos) de falta de previsibilidad electoral.
Deberíamos decirles que confunden el análisis electoral con la predicción chamánica de la política.
Hace unos días leía un Tuit que decía que la Economía había muerto tras las crisis económica, que la Política había muerto tras los resultados electorales de 2016 (Colombia, Brexit y Trump), y que ahora tocaba el advenimiento de la Filosofía. Puede ser. Zizek y la serie Merlí han ayudado. Pero digámoslo bien alto: las ciencias sociales y las humanidades no deben ni pueden morir.
En un mundo tan grande como en el que vivimos, formado por miles de culturas, cientos de estados y siete mil millones de personas, las disciplinas sociales nos tienen que ayudar a entenderlo. No pretendemos saber cómo funciona el mundo, solamente queremos saber un poquito de lo que ocurre, para intentar cambiarlo y mejorarlo.
Si lo supiésemos todo, sería un aburrimiento.
La ciencia natural te explicará el proceso biológico y químico por el cuál se tienen hijos (fecundación), mientras que la ciencia social te explicará el por qué una pareja decide tener hijos. Cada una de las ciencias nos resulta útil para entender un poco mejor al mundo. No renunciemos a ellas. Pero no dejemos a unas por debajo de otras.
La reflexión social, necesaria hoy más que nunca, vendrá de las ciencias sociales y las humanidades.
Es evidente que mi mensaje va en torno a la incitación y a la persuasión para estudiar políticas y sociología y, en general, a las ciencias sociales y a las humanidades. Porque estudiar este tipo de carreras es divertido. Todo lo que pensabas tendrás que deconstruirlo y la cantidad de ideas que te llegarán modificará tu pensamiento. Os propongo un ejercicio de comparación, a largo plazo. Mirad cómo pensáis ahora y esperad a ver cómo pensáis en 2-3 años. Cambios profundos y, muchas veces, necesarios para avanzar.
Las ciencias políticas, mi disciplina, están también en periodo de renacimiento. No es cuestión de sensaciones; sino de hechos. Cada año aumentan los alumnos que quieren estudiar esta carrera. En el panorama mediático y político cada vez aparecen más politólogos -y sociólogos-. Factores como la crisis económica, el movimiento 15M, el proceso independentista catalán pueden ser algunos de los causantes de este incremento. Momentos apasionantes, como explicaba antes, ¿no creéis?
Sobre todo, tenemos saber que no estudiamos para ser políticos. El politólogo (el graduado en ciencias políticas) es aquella persona que se dedica al estudio de la política. El político, en su sentido más estricto, es aquella persona que se dedica a la política. En definitiva, diferenciamos la dedicación y el estudio de la política, pese a que ambas se pueden complementar.
La Ciencia Política no es aquello que esperas. No es lo que piensas. No son solamente acciones parlamentarias y reuniones de hombres trajeados en despachos. La ciencia política no es la política que podamos ver a simple vista. Es mucho más compleja y incorpora muchas subdisciplinas, como la gestión (o administración pública), la teoría política, el comportamiento político y las relaciones internacionales, entre otros.
Es la ciencia que estudia la administración del poder, sobretodo en un ámbito Estatal.
Para meterte en un grado de este calibre te ha de gustar la política. En primero lo deja muchísima gente. Prepárate para estar todo el día hablando de política. Aprovecha los momentos de debate, expláyate y olvida los nervios al hablar en público. Con el tiempo irás mejorando. Nunca olvides esto. Uno no para nunca de hacer política. Desde mi patriotismo politológico creo que todo, prácticamente todo, es política. Nadie se escapa de ello y todo el mundo tiene una opinión. No existe la gente apolítica. Existe la gente antipolítica o apartidista.
La universidad, entendida como un lugar “libre” de intercambio de conocimientos al máximo nivel intelectual y como la institución de enseñanza superior de los estados, es un espacio totalmente diferente al que habréis visto hasta ahora. Pero, ¿qué veréis en el grado de ciencias políticas? Tendrás una formación amplia, en la que sabrás nociones de historia, economía, sociología y derecho, entre otras.
Podrás, también, especializarte en las menciones que te ofrezca la facultad. Conforme pasen los años verás la luz y serás capaz entender, poco a poco, los conceptos, teorías y fenómenos que hayas estudiado durante todos los años. Primero es, por tanto, un curso muy general; segundo, algo más específico; tercero, ya podrás comenzar a ver diferentes ramas dentro de la disciplina; cuarto, verás las cosas más claras -o menos-.
Si te preocupan las matemáticas, no tendrás ningún problema. Los politólogos, por lo general, somos limitados en este aspecto. Somos malos. Soy malo. En el grado se tocan matemáticas, pero de una manera muy sencilla, que no va más allá de la aplicación de fórmulas provenientes de la economía, la demografía o la estadística. De verdad, es fácil. Más que en el bachillerato incluso. Relax.
El inglés es también otro aspecto importante. Desde prácticamente segundo, harás inglés por necesidad. Muchísimos textos se encuentran únicamente en ese idioma y recordemos, la ciencia política como disciplina académica nace en Estados Unidos. Por ello, una opción más que recomendable, a sabiendas que las academias son un timo, es practicar inglés siempre que puedas: haciendo amigos, ligando, viendo series o como sea, pero no lo olvides. Pese a no tener un gran nivel de inglés, os lo recomiendo muchísimo.
Otra cosa, cuando me preguntan qué son las Relaciones Internacionales, yo digo que es intentar entender el mundo a lo grande. Normalmente nos anclamos en relaciones y análisis individuales y nacionales, ¿pero qué pasa con el mundo que está ahí fuera? En este sentido, esta disciplina te ayudará a entender un poco mejor como funciona el mundo a lo grande. Esto es, como es el mundo (sistema internacional) y que hacen los principales actores en él (Estados, Empresas transnacionales, Organizaciones Internacionales, ONG’s, individuos, etc), constituyendo una “sociedad internacional”.
Dicen que cuanto más sabes, más difícil lo ves todo. Y esta es exactamente la visión que tengo ahora. Pero hasta cierto punto es adictiva. La politología te requiere, o te debería requerir, acción política y producción intelectual. Hablemos claro, esto es, movilizarse y escribir. Así que una de mis recomendaciones es que te organizes, que milites en algún colectivo, institución, partido o ONG, para ver la vinculación entre teoría y práctica. Si no pones la política a la práctica, ¿de que te sirve?
La historia nos demuestra que pese a las condiciones perniciosas que puedan existir para las sociedades, estas no tienen porque rebelarse y moverse políticamente. Sin embargo, hay veces que esto ocurre, y es debido a la movilización política, a las lógicas de la acción colectiva. Si el mundo se mueve es porque la gente se mueve, en un contexto más o menos inhóspito, misterioso y bastante anárquico. Así que moverse es, o debería ser, imprescindible para aquellos que tengan inquietudes sociales.
Escribir es una opción más que recomendable para seguirte formando en ciencias políticas y en otras subdisciplinas y para mejorar tu capacidad de expresión y redacción. Por ejemplo, mi blog (oasisenlahecatombe.com) nació como una forma de recopilar mis trabajos, haciendo de base de datos, pero con el tiempo fui haciendo mis propios análisis y diarios, cada vez más densos e incluso comentarios sobre temas variadas.
Te servirá para tener una idea sobre varios temas y para investigar. Para que cuando pienses en un tema concreto digas, joder, yo escribí sobre esto. Lo miras y dices, ostras, no está tan mal. Escribir, cualquier cosa, y publicarla, significa mostrar tus cosmovisiones y en cierta manera jugártela para que los demás vean y opinen. Te servirá también para ver tu evolución. Realmente emotivo y apasionante el hecho de ver textos que publiqué en primero de carrero y los que publico ahora. Increíble. Irás progresando poco a poco.
Otro aspecto fundamental en la universidad son las amistades y contactos que hagas a lo largo de tu vida estudiantil. Hacer amigos es fundamental, tanto a nivel formativo por el intercambio de ideas y debates que tendrás con colegas de tus estudios, como lo que te pueden llegar a servir en un futuro. En la universidad, como en la calle, aprendes de lo que hables con la gente. Personalmente, junto a mis dos mejores amigos de la universidad, los cuales aún sigo manteniendo contacto, hice los debates más fructíferos y formativos de la carrera. También, el hecho de crear redes de contacto (el anglicismo networking), te permitirá conocer gente en muchos lugares del mundo, con trabajos y aficiones diferentes que en un futuro podrían servirte. No solamente con compañeros, sino con profesores, puede ser muy útil.
Por último, hablaré de las salidas laborales y de qué hacer después del grado. Es complicado hablar desde mi posición, ya que estoy cursando un máster y tengo poca experiencia laboral. Por regla general, los estudiantes, al acabar el grado, tienen dos caminos: 1) hacer un máster y/o seguir especializándote en alguna temática concreta. El máster es un estudio de 1 o 2 años que te permite especializarte en un tema concreto; y 2) Buscar trabajo y/o encontrarlo. Tengo varios amigos que están buscando trabajo o que están ya trabajando, algunos de ellos en cosas relacionadas con el sector.
La tasa de inserción laboral de los politólogos es mucho más alta de lo que se suele creer. ¿Pero qué es el sector? ¿A qué se dedican los politólogos? En general, tiene muchas más salidas de lo que a priori parece. Entre otras cosas, puedes dedicarte a la administración pública (técnicos de ayuntamiento, gobierno local, etc.), al mundo privado (consultorías de análisis político, de estudios específicos, etc.), a la docencia y a la investigación, al tercer sector (ONG’s, cooperativas, etc.), a temas internacionales (organizaciones internacionales, comercio internacional, etc.), a la propia política y un largo etcétera.
Y con esto acabo, muchas gracias a tod@s los que me habéis leído y escuchado, a los que me animáis a que siga adelante y a todo el mundo que llegue aquí. Estaré encantado de ayudar y responder cualquier cosa.