Batumi y el desarrollo

Mayo 2019

Batumi es la capital de Adjaria. Está situada en la costa del Mar Negro, al lado de Turquía.

Tiene imponentes edificios y rascacielos que se ven desde lejos. Uno de ellos es una imitación del Coliseo de Roma y otro es la Casa Blanca del revés, que funcionan de restaurantes o hoteles.

La Casa Blanca del revés.

Por la noche, un gigantesco compendio de luces ilumina la ciudad, haciéndola brillar horteramente. La luz ejerce como símbolo del desarrollo. El horterismo necesario.

Si brillas, las cosas te van bien.

Batumi podría ser un ejemplo de progreso. La velocidad en la que se ha desarrollado todo es impresionante. En apenas veinte años, Batumi se ha convertido en una ciudad poderosa. Los rascacielos son un sinónimo de modernidad y capitalismo, pero también ejemplos de deuda, corrupción y especulación. 

Con los rascacielos siempre pensaba en Dubái, en Benidorm o en Nueva York. ¿Cómo estos árabes han construido tales rascacielos en tan poco tiempo y sobre un clima desértico? ¿Cómo Benidorm, una de las ciudades con más densidad de rascacielos del mundo, era que era un gran ejemplo de planificación urbanística? ¿Cómo Nueva York representaba el símbolo del capitalismo?

Una vez un argentino -con su casual verborrea- me dijo que Europa está para pasear.

Que está muy bien ver trozos de piedra como la Sagrada Familia o Notre Dame o museos, pero que le aburría, que había poca diversión.

Rascacielos en Batumi

En Europa hay poco que hacer, y hay un mundo ahí fuera con ganas de ladrillos (principalmente de mala calidad). Y con ganas de subirse al carro del progreso.

Batumi me producía esas dudas. Era un lugar donde había cosas que hacer para los jóvenes, las generaciones futuras. Al final, consistía en ofrecer cines y discotecas.

Tenía un moderno litoral, gigantescos parques verdosos y lagos. Todo estaba perfectamente cuidado. Tenían incluso un servicio de Bicing.

El bulevard de Batumi estaba lleno de estatuas, fuentes y edificios deslumbrantes. Los parques tenían diferentes zonas, como una parte japonesa.

El Jardín Botánico, situado a unos kilómetros de la ciudad, es impresionante y alberga árboles de todos los lugares.

Vistas desde el Jardín Botánico.

La Torre del Alfabeto, de 130 metros y uno de los símbolos de la ciudad, emerge por la noche iluminando de verde a la ciudad con el alfabeto georgiano, que si quieres leerlo entero tienes que darle una vuelta a la manzana.

A la vez, hay otros enormes edificios y hoteles de empresas internacionales como Sheraton, en la cual yo trabajé de camarero en Edimburgo.

El McDonalds era impactante y parecía una nave especial. En su papel de embajada americana se había convertido en un centro social donde pillar Wi-Fi.

Embajada de Estados Unidos en Batumi.

Me preguntaba quién ponía el dinero. ¿Quién estaba invirtiendo en Batumi? ¿Turquía, Rusia, Estados Unidos, Alemania?

Al pasear por ahí se veían a edificios abandonados. Enormes, pero sin gente. Quizás se debía a que estábamos en mayo, pero la sensación era como si se tratase de un fake.

Me explicaba una amiga georgiana que Batumi tenía muchas cosas positivas para los jóvenes, pero que estaban haciendo cosas vergonzosas, construyendo a diestro y siniestro enormes edificios de mala calidad.

Un armenio me decía que la ciudad era exactamente igual que la rusa Sochi. Se trataba al fin y al cabo del mito del progreso. Del desarrollo mediante el ladrillo, de la promesa del capital.

Georgia tiene el ojo puesto en Europa.

En Batumi dormí en un pequeño y feo hostal por tres euros.

Siempre recordaré la conversación que tuve con una amiga de Azerbaiyán acerca del desarrollo.

Me decía que los rascacielos eran sinónimos de modernidad, de progreso, de trabajo para la gente. Me decía que como venía de un país desarrollado no podía entenderlo.

¿Y cuál es tu sueño?

You are from a developed country, Martin.

Asentía, y llevo pensando hasta hoy.

Kobuleti, la República de Adjaria y el Mar Negro

Mayo 2019

A unas dos horas de Kutaisi en Mashutka se encuentra Kobuleti, una ciudad de unos 20 mil habitantes situada a las orillas del Mar Negro.

Kobuleti es una ciudad costera de 13km de largo, con una parte nueva que esté en plena construcción. La parte vieja resulta más agradable, con diferentes mercados, casas de cambio con símbolos del dólar y lugares para pasear.   

Georgia se está urbanizando masivamente y la zona donde me hospedé estaba lleno de pequeños hoteles. 

La sensación era que todo era muy nuevo y estaba construido con materiales de poca calidad. Consistía en georgianos que compraban un terreno y construían sus propios hoteles. 

También había hoteles grandes con pasajes orientales de cañas de bambú, pero ese tipo de negocios gigantes normalmente suelen ser caldo de cultivo para el lavado de dinero y la corrupción, aunque hagan avanzar al país. 

La apariencia lo es todo cuando se está progresando económicamente. El horterismo y los nuevos ricos van de la mano.

El Mar Negro, que por lo que me contaban era un pequeño desconocido para Georgia, comenzaba a convertirse en un destino turístico. 

La gente disfrutaba el sol y playa y estaba aprendiendo a nadar en un mar relativamente peligroso. 

Desde el hotel de Kobuleti.

El Mar Negro en la costa de Kobuleti se parecía al Mar Mediterráneo. Era un litoral estrecho con piedras. El mar tenía medusas diminutas. Una noche hicimos una hoguera.

Me explican de la peligrosidad del mar, conocido por sus poderosas corrientes y su profundidad. 

Cada año los servicios de rescate georgianos tenían que salvarle la vida a algún confiado que, seguramente bajo un estado etílico, decidía lanzarse a este tempestuoso mar y no lograba salir por si solo. 

Una vez, hablando con una turca que vivía en una ciudad costera del Mar Negro (turco) me explicaba que no le gustaba. Era feo, desagradable y siempre hacía mal tiempo. 

El Mar Negro es otro gran desconocido y sirve de frontera entre Turquía, Bulgaria, Rumania, Ucrania, Rusia y Georgia. De alguna manera ejerce el papel de Estambul pero por mar, intentando dividir la europa continental del gran oriente medio. 

Mirando al sur.

El Danubio, el gran río europeo, desemboca en el Mar Negro. 

Sin embargo, el atardecer en Kobuleti era precioso. Veíamos caer al sol desde la playa, desde la cual se observaba Batumi y las montañas turcas al sur, así como la poderosa cordillera caucásica al norte.

Kobuleti es conocido por ser un destino turístico armenio, que llenan los hoteles de la ciudad en la época veraniega. Los propios armenios han hecho una canción en honor a la ciudad llamada «Lady Kobuleti«, una historia sobre una mujer-sirena.

La paradoja es que está grabada en el lago Sevan, el más grande de Armenia, y los cantantes Ando y Rafo parecen el Cigala y 2PAC.

Esta curiosa ciudad costera se ubica en Adjaria, una región con un estatus especial en Georgia. Se trata de una República Autónoma, fundada en 1923 para proteger a la minoría musulmana del 10%.

Este estatus legal se concedió tras el Tratado de Kars en 1921, que establecía unas bases de amistad entre la recién nacida Turquía y las nuevas repúblicas caucásicas de la Unión Soviética.

Bandera de la RASSA. Vía Wikipedia.

Después de la Primera Guerra Mundial Adjaria fue invadida por turcos y británicos, pero luego volvió a manos georgianas, bajo el nombre de República Autónoma Socialista Soviética de Adjaria.

En Adjaria se produce gran cantidad de y es el lugar del famoso Kachapuri Adjarian.

Tiene un clima subtropical y refleja la diversidad climática de Georgia.

Una noche en Kobuleti se nos fue un poco de las manos tras una Supra y estuvimos de visita nostálgica por las calles de su ciudad.

Cuando el sol cae en Kobuleti.

Nuestros guías, un georgiano y un catalán residente en Georgia, nos enseñaron ligeramente el significado que tenía Kobuleti para la celebración de cursos de formación de Erasmus + que estábamos realizando.

Los perros callejeros nos perseguían pidiendo comida.

Al igual que en Marruecos, me sorprendía el excesivo uso del teléfono móvil que utilizaban en Georgia, para llamadas por teléfono o videollamadas.

El crisol del Cáucaso

Mayo 2019

Ser caucásico hoy en día es sinónimo de ser blanco o pálido de piel. O al menos tener una serie de rasgos físicos diferenciados como la forma de la mandíbula o el cráneo.

Los orígenes provienen de las diferencias raciales que intentaban hacer los europeos para distinguirse de los pueblos mongoles, a los que consideraban más feos.

Posteriormente, gracias a las distinciones del antropólogo alemán Friedrich Blumenbach, publicó a finales del S. XVIII y a principios del XIX  diferentes ensayos apelando a la existencia de cinco razas humanas, una de ellas la caucásica. 

La supuesta raza caucásica incluiría a toda Europa, Magreb, el cuerno de África, Mundo árabe, Asia Central, Irán, India y Rusia. 

En verde, la «raza» caucásica. En azul, la «raza» mongola. En amarillo, negra; en rosa joisán; en rojo, asutraloide.
Vía Wikipedia en inglés.

El antropólogo escogió el Cáucaso como objeto de estudio, uno de los lugar donde se origina la humanidad. Consideraba a los georgianos uno de los pueblos más guapos. 

La revolución neolítica empezó en el Cáucaso, los primeros pasos de las sociedades nomadas-pastores a las sociedades sedentarias-agricultoras. 

En Dmanisi, al sur de Georgia, se encuentran los restos arqueológicos más antiguos de Europa. 

El Cáucaso a lo largo de la historia ha estado entre medio de Imperios. EL romano, ruta de la seda (100 ac, 100 d.c) , con el surgimiento del Islam llegó hasta Daguestán y otras zonas, luego bizantinos, kazharios, entre otros.

Gengis Khan llegó a Tbilisi

Más allá del crisol del Cáucaso, ¿cómo podemos clasificar geográficamente a la región?

Las fronteras son muy díficiles de determinar y se encuentran en constante disputa. Si preguntamos íntegramente a sus habitantes, nos responderán diferente según sople el viento.

Pregunté bastante acerca de la identidad a armenios, georgianos y azeríes. Me preguntaba qué significaba ser europeo o asiático.

Estas fronteras, sin embargo, cada vez serán más borrosas e imposibles de definir debido a la interdependencia entre Asia y Europa. 

¿Qué es el Cáucaso entonces?  

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La composición étnico religiosa del Cáucaso es sumamente compleja. Vía MAGELLAN

El Cáucaso sur, compuesto por Georgia, Armenia y Azerbaiyán, muestra más indicios de estado-nación contemporáneo.

Georgia es principalmente georgiana, excepto por los osetios del sur y por los abjasios, en la costa norte del Mar Negro. Estas dos regiones han declarado sus respectivas independencias con el apoyo íntegro de Rusia, y hoy en día se encuentran anexionadas al gigante ruso. También existen diferente minorías en el país como armenios y azeríes.

En Armenia la situación es diferente, derivada de los conflictos con Azerbaiyán, país que junto a Turquía mantiene las fronteras cerradas al país. Las relaciones entre túrquicos y armenios son históricamente complicadas, con el punto álgido del genocidio armenio con la creación del estado túrco

El panorama se mantuvo estable durante la época soviética, hasta que con su descomposición, el Nagorno Karabaj, una región en territorio Azerbaiyano pero poblado por armenios, empezó la conflictividad. Hoy en día las relaciones entre ambos países son extremadamente tensas, con muertos cada año en las fronteras. Armenia es un país con muchos problemas, con escasos recursos naturales y con una enorme diáspora. Su mayor aliado es Rusia.

Azerbaiyán es otro país muy interesante. Forma parte de las migraciones túrquicas que se asentaron más al oeste. Comparte grandes semejanzas con Turquía, siendo hermanos de “sangre”.

Sin embargo, la paradoja es que Azerbaiyán es un país laico pero con mayoría musulmana (95%), en el que el 85% son chiitias y el 15% sunitas. El chiísmo les hace más cercanos al poderío persa, y más con el hecho de que 15 millones de azerbaiyanos viven en Irán, más de los que habitan en el propio Azerbaiyán. 

Azerbaiyán fue el primer estado de mayoría musulmana en declararse laico, cuando en 1918 proclamó su independencia. Conocí a un chico azerbayano que vive en Georgia pero que estudió en la escuela en azerbayano.

Hoy en día hay un millón de refugiados azerbayanos que tuvieron que huir de las zonas limítrofes con Armenia debido al conflicto de Nagorno.

Si el sur del Cáucaso tiene sus propias complicaciones, la situación en el norte es incluso más difícil.

En los valles del Cáucaso norte habitan múltiples pueblos y lenguas. En el Daguestán, territorio de montañas y situado a las orillas del mar Caspio, habitan un total de quince grupos étnicos. En la novela Ali & Nino se dibuja a esta región como un lugar frío, pacífico y salvaje, en el que si enfermas ya no hay vuelta atrás.

Prácticamente en cada uno de los valles del arriesgado y montañoso Cáucaso norte existe un pueblo y una lengua diferente.

Es tierra de grandes luchadores como Khabib Nurmagendov. Esas zonas son de mayoría musulmana, siendo la zona con más presencia del Islam en Rusia, al igual que una de las más pobres.

Al lado del Daguestán se encuentra Chechenia, que durante los años noventa estuvo en un conflicto bélico con Rusia. Grozny ha sido una de las ciudades más destruidas del mundo. Hoy en día es un lugar dominado por Kadyrov y sus fuerzas armadas.

Los osetios, más al oeste, son otra minoría, y protagonizaron el conflicto armado con Georgia en 2008. 

En general, el Cáucaso me resultaba un crisol único y extremadamente complicado.

Me llamaba la atención el sombrero del Cáucaso llamado Papaja, que lleva Khabib en cada combate y que representa uno de los nexos del Cáucaso.

Tierra de luchadores. Khabib y su papaja.


Georgia en contexto

Febrero 2019

Desde mitades del 2017 los georgianos pueden viajar por la zona Schengen sin necesidad de visado

Se trata de un cambio legal con notables repercusiones para Georgia, un país con el ojo puesto en Europa. 

Detrás de todos estos cambios aparecen las consecuencias directas. Me encontraba en febrero tomando un vuelo de Georgian Airways que iba directo de Barcelona a Tbilisi (capital de Georgia). Éste fue inaugurado hace aproximadamente dos años -después del cambio sobre Schengen- y se convertía en el primer vuelo directo entre España y Georgia. 

Más adelante, en 2018 se creaba el vuelo directo entre Barcelona y Kutaisi (la segunda ciudad más poblada del país), avión que tomé tres mes más tarde, en mayo.

Los vuelos son grandes indicadores de las relaciones entre países. Se tratan de un indicador geopolítico.

Una nueva línea aérea es un acuerdo empresarial para fomentar el comercio y el turismo, y en muchos casos, la migración. En los últimos años han llegado muchos georgianos a Barcelona y a España, por ejemplo.

Esos dos vuelos que tomé fueron probablemente mi primer contacto directo con la cultura georgiana. Hasta ese momento conocía los aspectos básicos: su capital es Tbilisi, están en el Cáucaso, tienen problemas con Rusia y es el país dónde nació Iosif Stalin.

Georgia es un gran desconocido para el mundo y mucha gente suele confundirlo con el estado norteamericano. 

En ese primer y pequeño avión nocturno que tomé dirección Tbilisi aproveché para leer. En esas épocas ya había comenzado a informarme de asuntos caucásicos.

Mi intención era conocer su geografía (sus fronteras, sus montañas, sus salidas al mar, etc.) y su historia (su periodo otomano, su periodo independiente, su momento soviético, etc.) para poder observar la actualidad georgiana con más nitidez.

Iglesia ortodoxa en Rustavi, Georgia.

Kaplan me enseñaba en sus escritos que en los noventa la frontera la cruzabas pagando en negro. También me nutrí de otros autores y viajeros que hablaban de sus anécdotas por esos países, con lo que poco me ayudó a configurar la imagen del Cáucaso, que en primera instancia tiene un significado principal: montañas

Habiendo estudiado los Balcanes durante dos años, me disponía a descubrir a una zona relativamente “parecida”. Ambas regiones compartían ese crisol cultural y lingüístico acompañado de una gran riqueza material e histórica.

Del mismo modo, también tenían en común ese pasado sangriento y esa dificultad para imaginar un futuro más pacífico.

En los Balcanes el conflicto se basó en la descomposición de Yugoslavia, con en el asunto Bosnio y la relación entre eslavos y albaneses como mayores complicaciones, mientras que en el Cáucaso se basa en la descomposición de la Unión Soviética, y sus problemas derivan de las disputas entre Georgia y Rusia así como entre los armenios y los pueblos túrquicos (Azerbaiyán y Turquía). 

La situación actual, en comparación a los años noventa, o incluso en la década de los 2000 con el conflicto de Osetia del Sur, se encuentra relativamente estable.

Rusia sigue ocupando a Abjasia y a Osetia del Sur, ambas provincias de Georgia. Georgia parece estar progresando más pese a sus dificultades.

Por otro lado, la disputa de Nagorno Karabaj, poblado por armenios pero en territorio Azerbaiyano,  que sigue siendo un enclave sumamente peligroso.