Abril 2018
El motivo real de mi viaje era familiarizarme con The Troubles y disfrutar y aprender acerca de lo sucedido. Mi método se basó en el lento y observador acto del paseo. La primera toma de contacto fue con el tour llamado A history of terror que realicé por el centro de la ciudad. Este se basaba en una ruta de prácticamente tres horas, con paradas destinadas para hablar del conflicto armado. Se trataba de un recorrido histórico estremecedor, con historias que ponían los pelos de punta.
Solamente pensar en la tensión vivida durante esos casi cuarenta años de conflicto, explicada con un tono sosegado y humorístico por el guía Paul Donelly, le daba una esencia única, además de tratarse de un testimonio real de la situación. En efecto, Paul provenía de una familia católica irlandesa pero lleva dedicándose a la mediación del conflicto más de veinte años. Constantes explosiones, muchas veces acompañadas con muertes. El guía nos explicaba cómo con apenas diez años recuerda una explosión en el piso de debajo de su casa.
Más allá del concurrido centro de la ciudad, el conflicto real ocurría en los segregados barrios obreros, en lo que llaman West Belfast, el oeste de la ciudad. Si echamos un vistazo al mapa mostrado a continuación, se puede observar claramente la división –no absoluta- entre la zona verde, en el suroeste, y la zona naranja, en el noroeste y en el este. El conflicto se desarrolló principalmente donde existen los peace lines, es decir, los gigantescos muros que dividen a los barrios. Dichos muros fueron construidos a lo largo de Irlanda del Norte, desde la capital Belfast hasta en otras ciudades como Derry, situada en el sur del país.
Los peace lines se construyeron por obra de los soldados británicos tras los catasclímicos eventos de 1969.Inicialmente fueron rudimentarios, pero acabaron convirtiéndose en imponentes muros de siete metros de altura. Su función era básica: separar los barrios protestantes y católicos. Mientras que muchos los ven como una forma de segregación y división, otros lo ven como protección y seguridad.
El conflicto real ocurrió en los segregados barrios obreros en el Oeste de Belfast. El conflicto se desarrolló principalmente donde existen los peace lines, es decir, los gigantescos muros que dividen a los barrios […] Inicialmente fueron rudimentarios, pero acabaron convirtiéndose en imponentes muros de siete metros de altura […] Su función era básica: separar los barrios protestantes y católicos […] Existen alrededor de 99 muros en la ciudad que recorren unos 20 kilómetros.
Aún presentes en la vida de la ciudad, causan una gran impresión. En total, existen alrededor de 99 muros en la ciudad que recorren unos 20 kilómetros. Apenas hay grandes conexiones entre ambos lados del muro. Recuerdo apenas tres cruces que permiten pasar de un lado al otro. Relacionado con los muros, existe el turismo de los taxis negros, que realizan una ruta por los lugares más emblemáticos del conflicto.
El paseo por los barrios del conflicto se articule en dos calles principales: Falls Road y Shankill Road. Tras cruzar la autopista que separa al centro de la ciudad de los barrios, uno puede tomar principalmente estas dos direcciones. El muro se encuentra entre estas dos calles, las avenidas principales de la zona católica y protestante. La zona del muro está rodeada por viviendas y zonas industriales. Hay vallas prácticamente en todos lados, dando una constante sensación de cárcel.
Posiblemente, la calle más conocida es Falls Road, epicentro de la zona católica, republicana y nacionalista. Conforme vas avanzando por ella vas notando sus características, diferentes al resto del Belfast. En primer lugar, llaman la atención las banderas de Irlanda y los constantes murales. Prácticamente desde el inicio de la avenida uno se puede encontrar con todo tipo de murales.
Críticas constantes a las fuerzas militares británicas, apoyos a la comunidad LGTB, alusiones a una Irlanda unida y republicana. Mensajes antirracistas e internacionalistas. Defensas al independentismo catalán, a Nelson Mandela, a Palestina y a Fidel Castro. A prisioneros políticos de todo el mundo. También hay muros que muestran la lucha contra el capitalismo y la globalización. Una farola con las siglas del ya extinguido IRA con un Kalashnikov.
Si sigues adelante por Falls Road llegas al magnífico y reconocido mural de Bobby Sands, en la fachada de la sede del partido político Sinn Fein. El mensaje te saluda con un “Everyone, Republican or otherwise has their own particular role to play… our revenge will be the laughter of our children”. Un señor me hizo la fotografía, acompañado de un “Welcome to West Belfast”.
Las peculiaridades de la zona católica se basan en la presencia de banderas irlandesas e impactantes murales, pero también tienen una cosa que llama la atención. No únicamente utilizan el inglés para los rótulos, sino que el gaélico irlandés también está presente. Nombres de calles, de comercios y de prácticamente todo lo demás, resultando ser un aspecto significativo de los barrios católicos. Por último, del barrio católico me sorprendió también la sensación de depresión social existente.
Las peculiaridades de la zona católica se basan en la presencia de banderas irlandesas y los impactantes murales, pero también tienen una cosa que llama la atención. No únicamente utilizan el inglés para los rótulos, si no que el gaélico irlandés también está presente.
Una vez atravesabas el muro y te introducías en la zona unionista y protestante el ambiente cambiaba radicalmente. La zona del muro en la parte protestante, que en el caso católico está pegado a las residencias, estaba lleno de grafitis y algún mensaje político. Pero la principal separación era la carretera.
Los murales se transformaban en odas al ejército y al Imperio británico. Apoyos a Israel y a la Reina de Inglaterra. Críticas a las actuaciones de los católicos. La Primera Guerra Mundial se mostraba como un gesto heroico de la patria británica. Banderas de las diferentes naciones del Reino Unido.
Como yo, había varios curiosos paseando y tomando fotos, acercándose al principal atractivo turístico de la ciudad. El futuro de los murales sigue siendo dudoso, aunque Irlanda del Norte intenta hacer pasos adelante para mirar al futuro. En la actualidad existen iniciativas que buscan construir una comunidad más unida. Los muros siguen siendo un distintivo importante de la situación actual en Belfast y, sobre todo, en los barrios periféricos y segregados.
Hay estimaciones de que existen 2.000 murales en toda Irlanda del Norte (la mayoría de ellos en Belfast y en Derry), reflejando las diferentes posiciones políticas, religiosas y étnicas de la nación. Por un lado, reflejan la tensión, la segregación y el conflicto. Por otro lado, quieren dar una visión colorida que ilumine los tiempos que vienen, que esperemos que sean pacíficos.