La protesta política del independentismo catalán

Septiembre 2017

Hace aproximadamente un año y medio acabé mi Trabajo Final del grado de Ciencias Políticas, en el que colaboré con un grupo de investigación para elaborar una base de datos sobre la protesta política en la ciudad de Barcelona.

Mi trabajo trató de analizar el ciclo de protesta del independentismo durante los años 2009-2016. Sin duda alguna, la investigación debería volver a actualizarla debido a los últimos acontecimientos sucedidos en el panorama político catalán, llegando a su foco de máxima de tensión en el último año.

A grandes rasgos, mi trabajo pretendía dar una perspectiva histórica de las protestas del independentismo desde el 2009, viendo así como las masivas manifestaciones afectaban al proceso político.

Basándome en la teoría del ciclo de protesta de Charles Tilly –que me encantaría desarrollar en un futuro con más precisión-, argumentaba que el independentismo catalán había seguido los esquemas de la protesta, logrando un importante aumento tanto en el apoyo en las encuestas como en el número diputados en el Parlamento Catalán.

Cuando las protestas eran más masivas y más impactos tenían sobre la opinión pública, más poderoso se iba haciendo el independentismo en Cataluña.

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El gráfico que elaboré, a modo de síntesis del trabajo, era el siguiente (para ver con claridad, ampliar el clicando encima). Se analizaban las encuestas del CEO de apoyo al independentismo (línea azul), los asistentes a las manifestaciones (línea naranja), los diputados independentistas en el Parlamento Catalán (columnas amarillas) y acontecimientos políticos (los números del 1 al 13). Bajo mi punto de vista, aun faltarían algunas variables a analizar con posibilidad de impacto, como los diputados independentistas en las elecciones generales.

Desde la realización del trabajo han ocurrido muchos cambios cambios y acontecimientos en Cataluña

  • Nace el Partit Demòcrata Europeu Català como refundación de Convergencia Democràtica en junio de 2016.
  • Manifestación del 11 de septiembre de 2016, con una asistencia aproximada de entre 800.000 y 1.000.000 personas.
  • Actuaciones de la justicia contra Artur Mas y más políticos en marzo de 2017.
  • Anuncio de celebración del referéndum (en junio de 2017) sobre la independencia del 1 de octubre.
  • Aprobación de la celebración del referéndum y la ley de transitoriedad jurídica entre el 6 y el 7 de setiembre de 2017.
  • Suspensión del TC de las leyes emanadas del Parlamento Catalán.
  • Manifestación del 11 de septiembre de 2017, con una asistencia aproximada 1.000.000 de personas.

Si prosiguiera con el gráfico el apoyo en las encuestas al independentismo sigue más o menos estable (línea azul, a la espera de las encuestas del Centro de Estudios de Opinión) y el número de asistentes se mantendría con valores inferiores (línea naranja), aun estando alrededor de 1.000.000 de personas.

Los ciclos de protesta tienen principalmente tres fases: una fase ascendente, una fase clímax y un descenso. Como observamos en el gráfico anterior, la fase ascendente y la fase clímax se superaron, y el independentismo se quedó en una fase de estancamiento o de “parálisis política”. E

Lo que en un inicio fueron protestas con poco apoyo como en 2009 o 2010 (así como en las encuestas y el número de diputados que también se encontraban en número bajos), luego el independentismo logró ascender rápidamente y lograr una mayoría de diputados en el Parlamento Catalán, lo que le daban legitimidad legal –socialmente dudosa y aun a debate-.

Al ciclo de protesta del independentismo catalán, actualmente alejándose de la fase de parálisis política, le pueden ocurrir dos cosas.

En primer lugar, el éxito para el independentismo sería, después de la institucionalización del mismo (lograda en los últimos años, con la llegada de diputados independentistas al Parlamento Catalán), la ruptura con España y la proclamación de la República Catalana.

En segundo lugar, un descenso parcial o definitivo del apoyo al independentismo, por ejemplo como perdiendo el posible referéndum o con acciones represivas por parte del Estado español.

En el primer caso, el ciclo de protesta resultaría exitoso. En el segundo caso, resultaría fallido. Lógicamente, estas dos opciones son tipos ideales de lo que podría pasar y la realidad es sumamente compleja y está condicionada por muchos factores.

Adentrándose en Occitania

Noviembre 2018

Tras cruzar la frontera –inexistente debido a Schengen– los carteles, los comercios y las infraestructuras comenzaban a cambiar de lengua. De hecho, conforme avanzabas por el pueblo fronterizo El Pertús, veías que al lado derecho los letreros estaban en catalán y al lado izquierdo en francés. Las fronteras son siempre apasionantes.

Para evitar los elevados peajes franceses tomamos la carretera nacional, que se encontraba en muy buen estado. Cuando llevábamos unos pocos kilómetros recorridos unos policías nos pararon.

“Moveos hacia la derecha. Es un control anti droga” nos dijeron.

Sorprendidos por que hablasen castellano, más atónitos nos quedamos después que otro de los policías nos dijese:

“Que feu per aquí? On aneu?” (¿Qué hacéis aquí? ¿Dónde vais?), con un pronunciado acento francés.

Podíamos ser un blanco perfecto para la policía: dos chicos (uno rapado al cero y medio y otro con gafas de sol y perilla a lo Walter White) en un coche con matrícula española conduciendo por la nacional francesa. Nos registraron, prosiguiendo con la inspección y la conversación en catalán.

Y es que efectivamente, nos encontramos en Occitania, una región histórica del sur de Francia donde antiguamente se hablaba occitano, un idioma muy parecido al catalán. Hoy en día, esta lengua es hablada por unos dos millones de personas, principalmente situados en el sur de Francia. De hecho, el aranés – una de las lenguas hablada en la Vall d’Aran- es un descendiente directo del occitano.  Seguramente algunos de nosotros la habremos oído poniendo el 3/24 después de comer.

Paseando por Perpinyán

La Occitania, además de ser un concepto cultural, es también una de las 13 regiones de la Francia metropolitana, sin contar las 5 restantes que forman parte de sus territorios de ultramar. Hasta el 2014 el número de regiones metropolitanas era 18, pero tras la reforma acaecida descendió a 13. En este sentido, Occitania fue el resultado de la unión entre Languedoc-Rosellón y Mediodía-Pirineos. La reforma administrativa estuvo marcado por las protestas de los 450.000 catalanes del norte que habitan en la región.  

Seguidamente, nos dirigimos a Perpinyán, la primera gran ciudad del camino, donde estuvimos dando un agradable paseo por sus calles y parques. Perpinyán, como gran parte de la Occitania en general, comparte grandes rasgos históricos con Cataluña y España. En Perpinyán existe un barrio céntrico llamado Sant Jaume, habitado principalmente por gitanos que hablan catalán,  siendo prácticamente el único lugar donde se habla esa lengua. Este barrio parecía una especie de Raval, mal conservado, sucio y con algunos andamios sosteniendo a los edificios, pero con esa esencia de antigüedad y degradación que hacen a estos sitios misteriosamente agradables.

Tras salir de Perpinyán hicimos una pequeña parada en Salses, donde se encuentra el inicio de la construcción cultural Països Catalans, aquellos lugares donde se habla catalán. En ese pequeño pueblo se encuentra la Porta dels Països Catalans, un edificio folklórico que representa simbólicamente la entrada a los Països Catalans por el norte. Además, de esa escultura, el Rosellón y parte de la Occitania conservan cierto simbolismo de la catalanidad. Dentro de Salses está su respectivo castillo, perteneciente a la Corona de Aragón hasta 1659, cuando se firmó el Tratado de los Pirineos con Francia. La identidad, en el caso de la Cataluña Norte, está más marcada por un arraigo cultural que por una lengua.

La Junquera, un lugar especial

Noviembre 2018

A las 8 de la mañana llegó mi amigo a recogerme a Montcada. Hacía frío, se notaba que el tiempo estaba cambiando. Nos metimos en el coche y partimos hacia el norte.

La primera parada fue en el pueblo catalán La junquera para poner gasolina, ya que al entrar en Francia el precio sube bastante. Por lo visto, todo el mundo para a poner gasolina en La junquera, ya que hay 15 gasolineras en un pueblo de 3000 habitantes. Situado a unos pocos kilómetros de Francia, esta pequeña urbe tiene varias peculiaridades. La descripción en francés de Wikipedia es la más desarrollada, más que en catalán o español ¿Casualidad? Efectivamente no. Personalmente, más allá del tema de los prostíbulos (que había oído varias veces) apenas conocía nada.

Más allá de su casco histórico, La junquera oculta muchas cosas. Al estar tan cerca de la frontera francesa, las interacciones con el país de arriba son más que frecuentes. A veces, estos sitios se convierten en una especie de parques temáticos, donde las diferencias legislativas marcan grandes pasos.

Ya sabéis, en Francia hay más dinero que en España y los bienes de consumo son más caros. Pues avispadamente, los franceses vienen a La junquera a comprar estos tipos de bienes. Casos de estos hay miles en el mundo, en los que cruzas la frontera para beneficiarte. Como los extranjeros que viven en Suiza y van a comprar pescado y carne a Alemania, o los suecos que van en barco a Estonia a beber alcohol. O el caso típico en Cataluña: el alcohol y el tabaco de Andorra. Pequeñas triquiñuelas de la vida cotidiana.

Así pues, la magnitud de La Junquera es tal que es la principal puerta de mercancías por tierra de Europa a España, en la que 11.000 camiones de diferentes procedencias para diariamente. Dicen incluso que se ha convertido en una pequeña Andorra, en la que los franceses vienen en masa –hasta en autobuses- a pasar un día de compras. Al aparcar para ver el gigantesco centro comercial vimos un autobús del que salían jubilados franceses. Al caminar por ahí, solo se escuchaba el glamuroso francés.

El Paradise, vía elespaño.com

Además de ser un motor económico es también un gran centro de prostitución, en el que se encuentra el puticlub más grande de Europa, el Paradise. Dicho recinto tiene 2700 metros cuadrados y ochenta habitaciones. Y, como curiosidad, casi sufre un atentado debido a la guerra abierta que hay por el control de los prostíbulos.

La Junquera es realmente un caso muy paradigmático. De esos que los gobiernos y los poderosos conocen pero no quieren tocar. Grandes vacíos legales y misterios existentes en este pequeño pueblo catalán con complejo de paraíso fiscal. Ya no es únicamente un paraíso francés, sino una mezcolanza extremadamente bizarra que deja boquiabierto.