El voto del cinturón rojo y los xarnegos

Octubre 2016

Este trabajo surge de un debate producido en una  clase de universidad, en la que se habló acerca de la palabra xarnegoAún tratarse de una palabra en desuso en la actualidad, recientemente Gabriel Rufián, candidato de ERC a las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, pronunció un discurso en el Congreso en el que apelaba a su origen nacional (Andalucía) y a su lengua vehicular (Castellano) y se autodenominaba xarnego. 

A raíz de esto, mi interés al respecto se acrecentó. Pero, ¿quién es charnego hoy en día? ¿quién se ha criado con la inmersión lingüística puede ser un xarnego? Bajo mi punto de vista, no. Pese a que el catalán no sea la lengua más hablada en Cataluña, prácticamente toda la sociedad catalana entiende el idioma.  

Uno de los puntos que históricamente han tenido más xarnegos ha el del Área Metropolitana de Barcelona, y concretamente, el llamado cinturón rojoese conjunto de ciudades obreras que rodean a la ciudad condal. Las características lingüísticas, culturales y económicas de los ciudadanos del cinturón tienen una clara incidencia en las elecciones. Cómo ha votado el cinturón rojo en los últimos años?

El cinturón rojo fue la denominación que se le dió, después de la Transición, a las zonas industriales que rodeaban a Barcelona. Históricamente, el conjunto de pueblos y ciudades del área metropolitana han tenido un claro predominio de la centro-izquierda política, es decir, han votado al PSOE o PSC.

Pero en los últimos años, este fenómeno ha ido cambiando.

Nuevas formaciones políticas como Ciudadanos y las confluencias cercanas a Podemos disputan el juego al partido socialista.

Mediante la teoría de clivajes analizaremos el voto.

«Los clivajes son necesarios para entender la evolución de la política desde los profundos cambios sucedidos a partir del siglo XVI, como la Revolución industrial, la creación de los Estados nación y la Reforma protestante» dicen Anduiza, Bosch: 2004). En este sentido, la estructura social acaba siendo la determinante en el desarrollo de los valores políticos de los ciudadanos, y estos acaban trasladándose en la creación de los partidos políticos contemporáneos.

Los clivajes, pues, surgen de conflictos generados por hechos históricos. En el trabajo me centraré en analizar el clivaje de clase social (el clásico que enfrenta a la burguesía y a los trabajadores) y el de origen nacional.

En primer lugar, tenemos el clivaje de clase social y voto, que se basa en que la estructura social está basada en una sociedad de clases: trabajadores (clase trabajadora) y burgueses (clase alta). Este clivaje tiene sus orígenes  en las comunidades obreras del siglo XIX y XX, en el que los trabajadores votaban a partidos trabajadores; el partido obrero era su partido (Anduiza, Bosch: 2004). Esto es lo que se llama voto de clase.

El voto se basa en la clase social. Con el paso de los años, el voto de clase se ha ido debilitando, debido a que el voto obrero es cada vez menos automático (hay más movilidad social), se han reducido las diferencias entre clases y ha aparecido la clase media, una nueva clase social.

En segundo lugar, el clivaje de origen nacional se basa en que tu sentimiento nacional determina tu voto. En las sociedades contemporáneas, existe una gran diversidad cultural en muchos países, lo que repercute en la existencia de partidos políticos que representan esa diversidad.

El alineamiento, entendido como un “lazo o compenetración que existe entre un grupo de electores (habitualmente un bando de un clivaje) y un partido, y que llevaría a este grupo a votar automáticamente por el partido con el que están alineadas” (Anduiza, Bosch: 2004), resulta muy útil para entender que ciertos grupos ciudadanos se decantan por una opción electoral según su origen nacional.

Para delimitar el trabajo he escogido 9 de los municipios más poblados que rodean Barcelona. Cinco de ellos forman parte de la parte del río Besós y cuatro del río Llobregat.

En este sentido, los 9 municipios escogidos suman un total de 223 concejales del total de los 728 del Área Metropolitana de Barcelona, representando un total del 30%. En cuanto a población, en estos municipios viven un total 961.380 personas del 3.239.337 del Área, un 29%. Es decir, el cinturón rojo propuesto en mi análisis constituye aproximadamente el 12% de la población catalana. A continuación, se muestran las ciudades escogidas para el estudio, con la población (2012) indicada entre paréntesis:

  1. Badalona (220.977)
  2. Cerdanyola del Vallès (57.892)
  3. Cornellà de Llobregat (87.458)
  4. Hospitalet de Llobregat (257.057)
  5. Montcada i Reixac (34.689)
  6. Prat de Llobregat (63.162)
  7. Sant Adrià de Besòs (34.482)
  8. Sant Boi de Llobregat (83.070)
  9. Santa Coloma de Gramenet (120.593)
  10.  En el siguiente mapa, están señalizadas con un punto rojo las poblaciones analizadas, así como un cinturón en forma de óvalo que representa al cinturón rojo.

Mapa 1: Ciudades analizadas

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El análisis se basará en recoger las opciones políticas que han escogido los ciudadanos de estos 9 municipios en las últimas cuatro elecciones municipales y autonómicas sucedidas en Cataluña. Todos los datos, mostrados en el anexo, han sido extraídos de la web del ayuntamiento de Barcelona.

Las elecciones municipales escogidas han sido las de 2003, 2007, 2011 y 2015. Las elecciones autonómicas escogidas han sido las de 2006, 2010, 2012 y 2015. En este caso, se ha cogido el % de votos de cada partido. Todos los datos han sido introducidos en tablas, sumando en total de concejales (elecciones municipales) o en porcentaje de votos (elecciones autonómicas), por año y por partido político.

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En los gráficos se pueden observar tendencias distintas, pero ambos coinciden en una cuestión: en las últimas elecciones el electorado se ha fragmentado por el auge de nuevas formaciones políticas.

En el gráfico 1, que trata sobre las elecciones municipales, se observa un claro predominio del PSC en las elecciones de 2003, 2007 y 2011, dominando históricamente pero con una drástica bajada en las últimas elecciones, que coincide con el ascenso de C’s, la CUP y ERC. Vemos, en este caso, que el PSC comienza a perder hegemonía en el cinturón rojo.

En el gráfico 2, el PSC no tiene un dominio tan fulgurante pero sí que se observa un notable descenso. Aunque el gráfico no lo contemple, cabe decir que si miramos la evolución de las elecciones autonómicas desde la transición, CiU ha sido el partido que más ha dominado en Cataluña, mientras que en la zona estudiada ha sido siempre un bastión socialista. De nuevo, en las últimas elecciones autonómicas el auge de otras formaciones políticas como C’s o JxSi coincide con el descenso del PSC.

Pero, ¿por qué la ciudadanía del cinturón rojo ha votado históricamente al PSC? y ¿por qué el cinturón rojo vota diferente en las diferentes elecciones? Esto se debe a los clivajes analizados en el marco teórico. El votante del cinturón rojo analiza las elecciones y vota según clase social o identidad nacional.

Por tanto, en las elecciones municipales el eje principal es el de clase social. El votante del cinturón, obrero y de izquierdas, vota al PSC porque representa una fuerza de izquierdas para ellos.

Por otra parte, en las elecciones autonómicas, el eje principal es el de origen nacional, y más aún en un contexto polarizado por la independencia de Cataluña. En este caso, el votante del cinturón, muchos de orígenes no catalanes, vota por opciones políticas no independentistas. De ahí que la fuerza más votada sea C’s.

En las elecciones autonómicas, vota según el origen nacional, mientras que en las municipales domina el voto de clase”. Mediante la teoría de los clivajes y analizando los resultados electorales durante las últimas elecciones.

Existe una diferencia notoria entre el votante del cinturón rojo en lo que respecta a las elecciones municipales y autonómicas. En las elecciones municipales el clivaje clase social, desembocado en el eje izquierda-derecha, es el predominante, mientras que en las elecciones autonómicas, es el clivaje de origen nacional, que desemboca en el eje Independentismo-Unionismo.

 El votante del cinturón rojo rechaza el independentismo y es de izquierdas. Sumándose a la emergencia de otras formaciones políticas, el panorama electoral de los alrededores obreros de Barcelona está en periodo de cambio. Además de esto, la sociología clásica del cinturón rojo está sufriendo importantes transformaciones. El xarnego ya no existe, y si existe, se llama Mohammed.

Barcelona, ciudad rebelde y global

Abril 2015

El barcelonés común de los barrios populares, así como una gran parte de las habitantes de las ciudades y pueblos vecinos, han visto disminuir su nivel de vida desde el inicio de la crisis económica en 2008.

Es famoso el artículo publicado por El País en 2013, titulado Crece la Barcelona pobre, en el que se explica con la ayuda del siguiente mapa los cambios producidos en la renta de los habitantes barceloneses. La brecha social y la desigualdad entre clases, se hace más grande tras el estallido de la crisis y se acentúa con el paso de los años: los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

jejeje

A todo esto Barcelona, y España, crecieron de manera disparatada desde la década del 2000, cuando comenzaron los buenos tiempos de la construcción que fue formando una burbuja inmobiliaria que desembocó en la crisis económica capitalista que nos mantiene en la miseria y que apenas hay grandes signos de recuperación.

No obstante, Barcelona comenzó, gracias al boom de la construcción -íntimamente ligado al sector del turismo- a albergar masivamente a turistas y ha creado en la ciudad un centro de negocios internacionales.

Barcelona se ha convertido en un centro de inversiones a nivel mundial. Hoy en día es la quinta ciudad más turística de Europa. Se ha establecido el turismo masivo como fuente de crecimiento económico.

De los 7,5 millones de turistas que visitaron Barcelona en 2014, el 80% fueron extranjeros. En el 2000 visitaban la ciudad 3,1 millones, prácticamente la mitad.  En la actualidad, más del 50% de los turistas son procedentes de Europa, frente a un 25% de otros países y un 20% del Estado español.

Barcelona también es una de las capitales mundiales en cuanto a celebración de reuniones internacionales, ocupando el cuarto lugar. Se celebran alrededor de 2000 reuniones, como por ejemplo el Mobile World Congress, el más importante en comunicación móvil, o el Salón del Automóvil.

Nos encontramos con que: 1) el sector de servicios ocupa casi el 90% de los trabajos de los barceloneses; 2) es una de las ciudades con más consulados del mundo con un total de 98; 3) hay una tasa de paro de 16,4%, inferior a la media española y catalana; 4) es la ciudad mediterránea líder en destinación de pasajeros de cruceros, con un total de 2,6 millones; 5) es la 9º ciudad del mundo en cuanto a reputación global según el Reputation Institute.

Las ciudades se han convertido -más que nunca- en los grandes centros económicos del mundo. El término ciudad global, acuñado por la socióloga neerlandesa Saskia Sassen, hace referencia a aquellas ciudades plenamente globalizadas y urbanizadas que comparten unas determinadas características, enmarcadas en 5 variables que la consultora mundial A.T Kearney estipula que son: 1) el compromiso político, 2) la experiencia cultural, 3) el intercambio de información, 4) el capital humano y 5) la actividad de los negocios.

La ciudad se encuentra en la actualidad en el puesto 24, con un total de 26.7 puntos según los indicadores de A.T Kearney. Por tanto, Barcelona es una ciudad importante a escala mundial. 

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Pese a todo esto, 

¿Cuál debe ser el “modelo Barcelona”?

¿Un modelo basado en el turismo masivo y la degradación del medioambiente?

¿Un modelo en el cuál se margina a la clases populares cada vez más?

¿Un modelo de turismo de sex, drugs and alcohol?

¿Un modelo en el cuál la brecha social es cada vez más grande?

¿Un modelo basado en la desmantelación de los Centros Sociales?

¿Un modelo basado en la gentrificación?

¿Un modelo con una fuerte dependencia externa?

¿Un modelo no diversificado?

La gentrificación según Wikipedia es un proceso de transformación urbana en el que la población original de un sector o barrio deteriorado y con pauperismo es progresivamente desplazada por otra de un mayor nivel adquisitivo a la vez que se renueva. Barcelona no está exenta de la gentrificación; el caso del Raval es explicativo.

Dicho barrio, que forma parte del casco antiguo barcelonés, se ha convertido en un lugar de emprendedores para las clases medias creativas, fenómeno que ha provocado una subida de precios al alza en la zona y a obligado a la población autóctona a irse. En el Raval encontramos por una parte esta clase media creativa, y por otro lado a una creciente inmigración, principalmente asiática (50% del total) que vive en unas condiciones de vida muy bajas. 

¿Regeneración urbana o regeneración neoliberal? ¿Donde queda el barcelonés de toda la vida que no puede pagar el alquiler?

Los vecinos de la Barceloneta están hartos del “modelo Barcelona”. Lo han vivido en primera persona. Se ha establecido una lucha vecinal contra el turismo masivo que ensucia, no deja dormir y se aposenta en pisos turísticos irregulares. Los vecinos proponen un decrecimiento económico, un cambio en el “modelo Barcelona” del turismo. Un turismo sostenible y respetuoso con los ciudadanos.

Otro ejemplo es Torre Baró, posiblemente el barrio más marginado de Barcelona. Situado en la periferia de Barcelona, dentro del distrito más pobre (Nou Barris), sus vecinos sienten un olvido por parte del ayuntamiento. Apenas tienen servicios públicos y viven una realidad completamente distinta.

Las ciudades, sin embargo, responden con rebeldía.

El influyente geógrafo marxista David Harvey considera a las ciudades como objetos de reflexión utópica y revolucionaria. En el libro Ciudades rebeldes: del derecho de la ciudad a la revolución urbana, Harvey plantea el dilema de las ciudades, en el que explica que además de ser históricamente subversivas son también grandes centros de acumulación capitalistas.

Para ello, el autor plantea las siguientes preguntas ¿A quién corresponde el control de la urbe, a los financieros y promotores inmobiliarios, o al pueblo? ¿Cómo podemos convertir a las ciudades en urbes socialmente más justas y ecológicamente más sanas?

Barcelona ha sido históricamente una ciudad revolucionaria. Un ejemplo lo tenemos ochenta años atrás, en el 1936, cuando la ciudad condal estaba dominada por la autogestión y el comunitarismo, como explica Orwell en Homenatge a Catalunya.

Por un lado existe una red asociativa importante, desde asociaciones de vecinos y asambleas hasta los centros sociales ocupados. Por otro lado, Barcelona es una ciudad con una gran acumulación capitalista basada en el turismo masivo y los negocios internacionales.

Barcelona se ha convertido en una ciudad excesivamente dependiente de la economía extranjera.

¿Qué pasará con el “modelo Barcelona”?

Lo principal sería aprovechar los recursos y la situación, y poner los intereses de la gente en primera fila.

Un modelo ecológico sostenible, evitando catástrofes como el Hotel Vela. Un modelo con tejido asociativo, que no cierre CSO’s. Un modelo más diversificado, que no dependa tanto del turismo. Un modelo que cree ocupación digna y no precaria. Un modelo donde todos los ciudadanos tengan los mismos derechos. Un modelo alejado de la estrategia neoliberal privatizadora que beneficia al gran capital. Un modelo donde no se margina a los pobres y a la periferia. Un modelo sin especulación urbanística.  

Los puertos y el espacio público

Enero 2017

El litoral barcelonés comprende prácticamente de la desembocadura del río Llobregat hasta la del río Besós. Sin embargo, solamente una parte de este litoral es transitable. Desde el horrible Hotel W, conocido como Hotel Vela, hasta el parque del Fórum, se permite a la gente caminar con relativa tranquilidad.

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Playas de Barcelona. A lo lejos, el Hotel W.

Una de las transformaciones urbanísticas más importantes en España ha sido la construcción masiva de edificios costeros en los últimos 15-20 años, siendo una realidad acrecentada por el boom del turismo y la burbuja inmobiliaria.

Además de la masificación, los puertos también han sufrido drásticos cambios en los últimos años. Solamente hace falta ver lo gigantesco que es el puerto Barcelonés. Es el tercer puerto español y el sexto europeo. Desde Montjuïc o cuando uno aterriza en la ciudad puede contemplarlo.  

Leí hace un tiempo un artículo titulado Vida portuaria, de Marco d’Eramo, en el que hacía un repaso histórico del papel de los puertos.

Explicaba que los puertos han tenido tres etapas, totalmente relacionados con el desarrollo del capitalismo a nivel mundial.

En primer lugar, el autor llama al “capitalismo de vela” a los puertos de la primera era de la globalización, en la que se amarraban los navíos holandeses que iban en busca de especies al Nuevo Mundo.

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El puerto “picaresco”

En segundo lugar, aparece el “capitalismo de vapor”, en alusión al desarrollo industrial derivado del carbón, más vinculado al poder británico y a un ambiente puramente proletario. El puerto tendía a estar rodeado de fábricas, ferrocarriles y barrios pobres.

Con el avance tecnológico, el petróleo apareció y moldeó el desarrollo portuario. Esta vez, Estados Unidos, emergió como gran potencia marítima tras la IIGM; ostentaba el poderío portuario.

En tercer y último lugar aparece el “capitalismo de contenedor”, nacido a partir de los años 70,  basado en la estandarización de mercancías y en los grandes barcos de contenedores. Esto son barcos con gigantes cajas, ordenadas e idénticas, con todo tipo de productos y sin perder un milímetro de espacio.

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Enorme barco de contenedores

El capitalismo del contenedor está estrechamente vinculado a la industria de la guerra. Los americanos tuvieron un gran despliegue militar en Vietnam, ayudado principalmente por los barcos. Estos grandes procesos de transporte lo usaron posteriormente grandes empresas como Wall Mart.

El fenómeno de la contenerización  es producto de la tercera era de la globalización.

A partir de aquí, los países emergentes, sobre todo China, comenzaron a crear inmensos puertos para transportar su producción al resto del mundo. Hoy en día los puertos chinos son los más grandes.

En la última parte del artículo, d’Eramo también explica que la naturaleza del puerto también ha cambiado. Tal y como dice: “Si un día fue el lugar de los encuentros públicos –el equivalente marítimo del foro, el ágora, el mercado: una plaza acuática–, hoy en día el puerto ha pasado a ser un espacio privado.” 

El puerto tiene una sed insaciable de ocupar espacio y se ha ido alejando y separando, poco a poco, de la ciudad, convirtiéndose en una entidad más independiente.

El puerto de Springfield (Los Simpsons) parece tener esa sensación de espacio público. Se trata de una ciudad pequeña e imaginaria. Seguramente todos recordamos algún capítulo de la serie en la que se muestra al puerto como lugar de evento social.

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Puerto de Springfield

Según el autor del artículo: “La bahía se llenaba de gentes que vivían indirectamente del puerto, como posaderas, camareras, prostitutas, ladronzuelos y contrabandistas (…) un puerto repleto de mercancías exóticas, de estampas, de improperios y de blasfemias, que acogía a una multitud de razas con un sonoro babel de idiomas.”

Pero los grandes puertos de contenedores no son aptos ni atractivos para la gente. Estan profundamente mecanizados. Recuerdo, por ejemplo, el de Hamburgo, el segundo más grande de Europa, algo totalmente horrendo y gigantesco, que ocupaba una gran parte de la ciudad.

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Puerto de Hamburgo

Los puertos de contenedores se han convertido en una de las bases del capitalismo moderno y “han destruido la relación entre puerto y ciudad”, creando un espacio privatizado a la ciudadanía, muy diferente al papel que jugaron los puertos en un pasado.

Cuando un mosquito me picó

Octubre 2018

Los mosquitos son parte de nuestro imaginario colectivo, en el que cumplen la función de súper villanos de la vida cotidiana. Son seres casi místicos. Aparecen al atardecer y al amanecer. Nadie entiende su comportamiento real más allá de molestar personas. Y aunque no lo parezca, son el animal que causa más muertes humanas.

No descarto que tengan alguna función en el ciclo de la vida y la cadena trófica pero en mi mente prima el sectarismo, marcado por una cruzada contra estos seres. Intentaré explicar mi relación con los mosquitos a través de tres historias aparentemente aleatorias.

Cuando hice el Interraíl con mi hermana. Durante las semanas que estuve viajando, prácticamente todos los mosquitos iban a ella. Dormíamos separados por un metro de distancia, pero de todas maneras ella se despertaba con las piernas llenas de picaduras y yo con un par a lo sumo. ¡Qué injusta es la vida! ¿Por qué la atacaban a ella y no a mí? Por esas épocas pensaba que era ciertamente inmune.

Cuando fui a Cuba. Apenas vi mosquitos en la isla excepto en Bahía Cochinos. Allí, al atardecer, nubes de mosquitos te avasallaban y tenías que estar alerta y meterte en casa rápidamente. Dormíamos con aire acondicionado para que estuviesen lejos.

Recuerdo de madrugada ir a orinar al lavabo y automáticamente salir corriendo por la cantidad de mosquitos que había acechando. Aun así, a mí apenas me picaban los mosquitos en comparación a otros amigos que viajaron conmigo.

Cuando fui a las Highlands escocesas. Bien conocidos son los Midges, unos mosquitos diminutas que te atacan sin parar. La picadura no es muy molesta, pero al atacarte en masa has de estar realmente prevenido: son muy molestos y pueden arruinarte fácilmente el día. Son un auténtico infierno y, como dicen los escoceses, son el auténtico monstruo del país (y no el pobre Nessie). Por suerte, no me atacaron igual que a otros amigos.

Visto así, la vida puede ser entendida como una lucha contra los mosquitos. Además, durante estas tres experiencias estos bichos voladores no me atacaron masivamente. Aguanté sin saber la razón. ¿No les gusta mi sangre? ¿Huelo raro? ¿Mi respiración es profunda? Hay gente con esa gran habilidad de repeler a los mosquitos, de la cual se sienten sumamente orgullosos. Mientras tus amigos están sufriendo luchando contra ellos, tú, tranquilamente, con tu poderío divino, resistes sin inmutarte: no gustas a los mosquitos. Yo creía que era uno de esos y lo enaltecía.

Hasta que volví a Barcelona. Desde allí, los mosquitos no han parado de atacarme. Día tras día, a todas horas. He estado luchando a capa y espada. Los mosquitos comenzaron a atacarme. Mi sangre parece haberse vuelto dulce, o quizás mi olor se ha vuelto más agradable. O soy un peely-wally (un paliducho). No lo sé. Mis poderosas habilidades dejaron de funcionar. Contra los mosquitos no hay solución. Así que si estás leyendo este artículo has de saber que nunca sabrás cuando comenzarás a gustar a los mosquitos. Pero tranquilo, ese momento llegará.

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Un midge

Cuando un constipado me pilló

Octubre 2018

Cuando uno viaja o se mueve a otro país tiene que saber que su organismo sufrirá importantes cambios. El agua, principal transmisor de enfermedades en el mundo, es diferente en cada lugar.

La comida también es diferente, por lo que allá donde vayas sufrirás algún tipo de consecuencia, sea consciente o inconsciente. Pese a esto, el estado mental también es muy importante. Si te encuentras fuerte mentalmente seguramente resistirás más estas consecuencias.

Es conocida la “enfermedad del viajero”, resultado del primer contacto con comidas o líquidos de otros países, normalmente en los cuales la calidad higiénica es menor. O también conozco gente que tras viajar, al volver a casa de nuevo, cae enfermo. Seguramente habrá algún tipo de explicación médica al respecto.

Durante mi estancia en Escocia durante un año apenas tuve ningún efecto secundario a nivel de salud. Debido al frío, tenía la piel un poco más reseca, pero nada más. Sin embargo, lo que me sorprendió fue eso. Es decir, una capacidad de aguante casi absoluta a todo tipo de enfermedades. Puedo afirmar con rotundidad que en todo ese tiempo tuve febrícula una vez y no pillé ningún constipado.

¿Se debía a mi estado mental de supervivencia en un contexto diferente y relativamente hostil marcado por la lluvia, el frío y el viento? No lo sé. Pero aguanté sano y salvo. Dicen las leyendas que el frío lo mata todo y basados en este ejemplo puede ser cierto. En este sentido, Escocia es aparentemente saludable para nuestro cuerpo.

Moverme a Barcelona de nuevo me ha supuesto, como es lógicamente, tener que adaptarme de nuevo. A una sociedad, sí. Pero también a un clima. Ya no voy abrigado. Mis conversaciones sobre el tiempo han aumentado, ya que a Escocia lo marca la discontinuidad atmosférica: nunca sabes qué tiempo te va a hacer. Así, hablar del clima cobra menos importancia y quejarse del frío se convierte en un quehacer español.

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Siempre acompañado de un paquete de pañuelos

El volver aquí me ha dado alergia. No sé si mental o física. Mi estado mental sigue estando fuerte, pero lidiar con el cambio de sociedad es una cosa jodida. Lo mismo pasa con los malditos ácaros y con la maldita contaminación de esta ciudad que no te deja respirar. Un alérgico de toda la vida como yo que fue reconvertido a un ciborg en Escocia está siendo reprogramado de nuevo. Atentos, las alergias son cada vez más comunes, solamente hace falta mirar a nuestro alrededor.

Cuando me hablaron inglés en Barcelona

Noviembre 2018

Hoy, en el centro de Barcelona, he entrado a una tienda y he preguntado a una dependienta por el precio de unas chaquetas, a lo que me ha respondido “Please, could you speak in English?”, a lo que yo, con mi sosegada educación he respondido en inglés y finalmente me ha comentado el precio.

Personalmente, no he tenido ningún problema; ni me ha molestado ni me sentido indefenso con la lengua. 

Ha sido una escena ciertamente curiosa, poco habitual a lo que uno no está acostumbrado. Normalmente, de acuerdo a cómo funcionan los negocios, el cliente se tiene que adaptar a la lengua del consumidor. Con la relación catalán y castellano pasa lo mismo, ya que muchas veces se pregunta en castellano y se responde en catalán y viceversa.

Vestía elegantemente.

Tradicionalmente, me he acostumbrado a responder en la lengua en la que me hablaban, sea castellano o catalán, y en los últimos tiempos inglés. Siempre me enseñaron o me dijeron que eso era educación. Aunque la educación no existe. Al final y al cabo, ser capaz de comunicarse en dos, tres lenguas o las que sean debería ser un motivo de orgullo.  Es increíble la de debates que pueden suscitar las lenguas y la de condicionamientos culturales, sociales, de clase y etcétera que hay. 

La gente hablará como quiera y cuando quiera, teniendo motivos políticos, culturales, educativos, comunicativos y de todo tipo. Lo importarse es comunicarse, pero cuando estás en tu “tierra” se te hace raro que te respondan en una lengua “extranjera” (aunque en realidad cada vez lo sea menos). Me hizo recordar en cierta manera a cuando estaba en Edimburgo.

Al principio, mi nivel no era muy fluido y tenía problemas para entender a los escoceses, pero obviamente no les iba a decir “Podrías hablarme en español?”, porque básicamente no me iban a entender y a ellos les sentaría mal que en su “tierra” les respondan en el idioma de los españoles-groseros-lava-platos-camareros-y-limpia-váteres. 

La lengua es el principal mecanismo de adaptación e integración para los migrantes. Soy incapaz de terminar este post, como los sistemas de comunicación humanos…que son interminables.

La adrenalina de la Arrabassada

Una profunda y tenebrosa niebla cubría esa noche el parque natural de Collserola. La humedad, acompañada de la contaminación, hacían de la Arrabassada un lugar fantasmagórico. Esta carretera, que conecta a Barcelona con Sant Cugat del Vallés -de unos 10 kilómetros de recorrido-, es también conocida por ser históricamente un lugar donde se celebraban carreras de coches legales organizadas por la Penya Rhin, un club barcelonés de aficionados a los motores.

Cartel sobre la cuarta cursa realizada. Extraído de Pinterest

Collserola y su niebla se mezclaban con el rugido de los coches que subían a toda pastilla por sus empinadas cuestas y maniobraban en osadas curvas a 80 km/h.  Principalmente viernes y sábados noche se reúnen en la Arrabassada cientos de aficionados a la adrenalina para probar su sutileza y mostrar su ferocidad al volante, situándose en el límite de la vida y la muerte.

El mirador de la Arrabassada, situado a unos pocos kilómetros del Tibidabo, es el punto de reunión, que a la vez ofrece una doble panorámica. Por un lado, muestra la inmensidad de Barcelona, que en ese día era imposible contemplar y apenas se veían luces. Por otro lado, al girar la vista, una carretera por la que constantemente pasan coches a toda velocidad. La gente aparca en el párking se sienta y abre las palomitas. A partir de allí, solamente queda observar que ocurrirá: el entretenimiento está garantizado. Según me contaban, en verano incluso la gente viene con mesas a pasar el día.

Párking de la Arrabassada. Extraía de Google Maps

El comentario que más se escuchaba era “Este se va a matar”; las conversaciones giraban en torno al mundo del motordel cual sé bien poco. Algunos de los asistentes son capaces de reconocer a distancia el modelo del coche solamente basándose en la forma de las luces delanteras. Conocen los precios, los caballos y los motores. Sin embargo, yo ya ni me acuerdo de conducir. Además, los coches suelen tener un estilo kinki tipo Peugeot 206 o Volkswagen Golf, o incluso algún Subaru tipo rally, en los que ver cristales tintados o llantas vistosas es bastante común. Ese tipo de coches de la vieja usanza son ruidosos y potentes.

Detrás del riesgo y la adrenalina hay, inevitablemente, efectos secundarios. Esta concurrida carretera, de mucho tráfico en su día a día, es la más peligrosa de Cataluña según el RACC. Sus curvas son uno de los factores principales, pero la conducción temeraria ayuda bastante. Ha habido reformas para paliar los problemas como el mejoramiento de las infraestructuras o las multas, pero ni las acciones vecinales ni la policía han logrado vencer a este fenómeno.

Tramo de la carretera. Extraído de Google Maps

La Arrabassada es sin duda alguna un mundo aparte de Barcelona, lejos del Mobile World Congress que se ha celebrado estos días de febrero. Desde el año 1922 es escenario de carreras mediante la Pujada de la Arrabassada, una cursa que se celebró durante sesenta años, hasta 1983. A la espera de su próximo centenario esta cultura underground desconocida sigue vigente, marcada por su historia reciente y convertida hoy en día en un santuario para los amantes del vértigo.