Caminos en Marruecos

Enero 2019

En la vida, como en los viajes, lo importante realmente son los trayectos. Cavafis dice que lo importante es el camino, no el destino. Por lo tanto, el destino es el camino y viceversa. Esos momentos en los que uno viaja para llegar a algún lugar, sobre todo en la versión mochilera de viajar, constituyen la esencia. La cantidad de anécdotas que pueden llegarte a pasar son infinitas.

Aproximadamente 90 kilómetros separan a Larache y Tánger, traducido en una hora en coche y en una hora y media en autobús, con opciones por carretera nacional o por autopista. Se ha de tener en cuenta que la conducción en Marruecos es bastante complicada si se viene de un país occidental. Hay algunas carreteras que no están precisamente en el mejor estado y las leyes de la conducción son relativas. Apenas existen semáforos y los adelantamientos peligrosos son bastante frecuentes.

Aun así, nada importa cuando se viaja si se quiere ser local: uno tiene que adaptarse sea como sea a las circunstancias. A la ida decidimos ir en autobús, que costaba unos 30 dirhams e iba por la autopista en buen estado. A la vuelta, tomamos el coche y nos ajustamos siete personas, cuatro atrás y dos delante, sin sumar el conductor. Me tuve que poner al lado de un hombre –dejándolo en la puerta- para evitar que se pusiese al lado de las dos chicas para que no las tocase.

El viajar en transportes apretados, carreteras en mal estado y con conducciones temerarias es un clásico cuando se sale de Occidente. Pero sin lugar a dudas es una experiencia a la que se le coge cariño fácilmente. Sin ir más lejos, mi madre viajaba a Andalucía con un 600 desde Barcelona y eran seis personas.

Antes de entrar al bus para ir, entraron dos hombres vendiendo cacahuetes y pañuelos. En todos los rincones de Marruecos siempre hay alguien que intenta vender algo. Sea lo que sea. La actividad del mercado se reproduce en todas las esferas de la vida pública y privada. Y recordemos: en la cultura del regateo el precio real no existe y el Corán hace apología del hecho de negociar.

Uno de los productos que más se compran son los cigarrillos y los pañuelos. Estos últimos te pueden salvar en más de una ocasión si te entra un apretón viajeroConozco poca gente con el valor de defecar en un lavabo de un típico café marroquí. No hay ni papel ni váter. Solamente un agujero y un grifo con un cubo. Así que haz volar tu imaginación o tendrás que ir corriendo a buscar un lugar para ir al baño que difícilmente encontrarás. La tensión del apretón viajero te hará inspirarte. Por suerte, durante los trayectos no apareció ninguno. Y se llegó sano y salvo a Larache.

En Marruecos, además, se palpa uno de los grandes caminos contemporáneos o, mejor dicho, una de las principales rutas migratorias del mundo. Desde los miradores de Tánger se contempla España, el destino de miles de personas que van desde África hasta Europa pasando por Marruecos. El Mediterráneo, pese a su buena fama de vida y gastronomía, se convierte en un territorio muy peligroso para aquellos que lo quieren cruzar. En uno de los buses que tomamos vimos a un grupo de senegaleses que iban en dirección al norte: seguramente ese era su propósito.