Agde y el naturismo

Noviembre 2018

Después de visitar Perpinyán nos dirigimos a Agde bajo la recomendación de un familiar, donde habíamos alquilado una habitación. Este pequeño pueblo pintoresco tenía mucho encanto, con la desembocadura del río Herault atravesando y partiendo la ciudad en dos, situando al lado derecho el centro histórico.  

Era un viernes noche y fuimos a dar una vuelta por el pueblo, pero todo estaba cerrado, medio muerto, acompañado de una lluvia incesante. Los locales no abrían en un viernes noche, por lo que solo quedaba un restaurante indio y uno chino, comunidades históricamente asentadas en el país. Durante los días de fiesta, los “locales” nunca abren.

De todas maneras, lo llamativo de Agde es su zona costera situada a tan solo unos kilómetros de la ciudad, llamada el Cap d’Agde; el contraste de un pueblo histórico a un macro complejo turístico es impactante. Una especie de Salou pero unas características muy especiales: el libertinaje. El Cap d’Agde es un parque de atracciones erótico-sexual para los adultos franceses.

Existen muchas leyendas acerca del lugar, pero las fuentes de información y las historias oídas hablan por sí solas. En nuestro caso, el Cap d’Agde, a finales de octubre y con un viento acosando las entrañas, era un pueblo fantasma con cuatro jubilados, muchos restaurantes y una noria. Lo único que vimos es una actuación en directo rodeado de viejos pagando cinco euros por una cerveza. Aunque la idea del lugar pudimos imaginarla.

En este sentido, el Cap d’Agde es conocido por ser el pueblo naturista por excelencia de Europa, donde la gente va al supermercado desnuda y practica sexo públicamente. Esta playa de la hermosa Costa del Sur alberga 40.000 habitantes en su época veraniega. Bloques de pisos enormes, hoteles y un parque acuático le rodean.