Salam Aleikum en Marruecos

Diciembre 2016

El día siguiente lo pasamos prácticamente todo en coche, con paradas en espectaculares paisajes. Estuvimos en en Ait Ben Haddou, un precioso pueblo de color barro, escenario de películas como Gladiator o Juego de Tronos y patrimonio de la humanidad por la Unesco. Al igual que el día anterior, nos llevaron con la furgoneta al antro más turístico, pero esta vez pasó algo curioso. Íbamos los últimos en la fila, un pelín descolgados, cuando nos paró el conductor y nos dijo que siguiéramos a uno de los camareros. Nos acabó llevando a una sala apartada del resto del grupo. Nos separó especialmente porque sabía que no íbamos a pagar esos precios desorbitados, tal y como había pasado el día anterior. Al final, acabamos sacando un menú de diez euros por seis, con agua incluida, pero costó lo suyo. La comida fue de las mejores y más completas.

Después de dos días y una noche fuera, llegamos sobre las 19:30 a Marrakech. Acompañados de un cansancio pronunciado, volvimos al hostal y tuvimos tiempo de descansar un rato. No teníamos cena, por lo que tocaba callejear por la plaza. Por la noche, montaban una serie de comercios para cenar, en forma de pasillo a lo largo de la plaza, donde podías comer pinchos morunos, tajines y cosas típicas marroquíes, a precios asequibles. Procedimos a meternos en el pasillo y el agobio era máximo, avanzabas un paso y venía un joven para que fueses a su bar. Era sumamente divertido, a la vez que agobiante. Son extremadamente pesados, incluso te cogen.. Si no tienes algo de picardía, te pillan y no te sueltan. Eran capaces de decirte cualquier cosa para seducirte:

“Barcelona, Messi, Barça, Visca Catalunya lliure, tenemos gambas de Palamós”

“Tenemos salchicha de Nacho Vidal, paquirrín”

“Antonio, Javier Bardem”

Se sabían el famoso poema infantil de:

“La lluna, la pruna, Vestida de dol, Sa mare la crida, Son pare no ho vol. La lluna, la pruna  i el sol matiner,”

Son capaces de venderte y conseguirte cualquier cosa en cualquier momento. Saben todos los idiomas que uno se pueda imaginar. 

Marruecos es un país con una historia marcada por una convivencia cultural entre diferentes pueblos, en la que han pasado bereberes, árabes, cristianos, romanos, piratas, cartagineses y un largo etcétera. Todas estas influencias han creado una sociedad única. En cuanto al origen étnico, en términos raciales, en Marruecos el color de piel es principalmente el típico del Magreb (café con leche), aunque también hay gente blanca y negros, sobre todo senegaleses.

Paseando por la Haima

El tema del género en el mundo árabe es un tema complicado. La situación de la mujer es bastante peor que en Occidente, y ha sufrido un retroceso en los últimos años. Existen sin embargo corrientes corrientes de feminismo árabe.  Marruecos es además uno de los países más liberales del mundo árabe.

La narrativa Occidental, mostrada como una lucha constante por las libertades individuales, puede ser peligrosa a la hora de analizar a las relaciones de género en el mundo árabe que, sin ganas de caer en un excesivo relativismo cultural, podemos hablar de ciertos temas polémicos como el burka o la mujeres en espacios públicos. 

En Marruecos las mujeres suelen ir tapadas, excepto a alguna chica joven  ¿Cómo interpretamos esto? La mujer árabe va tapada no únicamente por una cuestión cultural o una imposición patriarcal, sino también por una crítica y una manera diferente de ver la realidad. ¿Es tan libre la mujer occidental? Se preguntaba la mujer árabe, viendo a la occidental como un producto de consumo.  Por otro lado, es notorio también el menor papel de la mujer en los espacios públicos, debido a que se dedica a los cuidados y a la familia. 

Tras el cansancio de dos días recorriendo el sur de Marruecos, tomamos el último día para hacer algunas compras en el zoco. También tuvimos, después del desierto, la experiencia más impactante y curiosa del viaje, la visita a una Hammam tradicional, el baño público típico de las sociedades árabes, importante por su función social en materia de descanso, limpieza y reunión. No entraba dentro de los planes iniciales, pero preguntamos en el hostal y nos dijeron que había uno cercano.

Para entrar teníamos que comprar un jabón negro y una especie de toalla, además del euro que costaba entrar. Llegamos y nos quedamos anonadados. ¿Dónde carajo nos habíamos metido? Nadie hablaba inglés o español y no sabíamos dónde estábamos. Pero mediante señas y expresiones logramos comunicarnos. Estábamos en el vestuario, en el que teníamos que ponernos en calzoncillos para entrar a los baños. 

Nos cambiamos y entramos. Se componía de tres salas conectadas entre sí y había grifos de agua caliente y fría. En el Hammam te daban un cubo rojo y un pequeño recipiente para jugar con el agua. Básicamente, en los Hammams tienes que echarte los utensilios y jabones comprados, mediante unas instrucciones, que aprendimos copiándonos de un marroquí. En los Hammams, los musulmanes se ayudan entre ellos. Lo admito, la primera sensación fue la falta de higiene, pero al cabo del rato lo acabas normalizando y te acaba gustando. Te da la sensación de que te estás purificando. Fue la mejor ducha de mi vida. Me llamó la atención una escena, en la que un padre limpiaba literalmente a su hijo. Le pegó un repaso increíble. Me preguntaba, ¿cuánto llevaría sin ducharse el niño?

En la última noche antes de volver a Barcelona, el Riad invitó a cenar todos los huéspedes, creando así un ambiente festivo y una mejor imagen de la que ya nos llevábamos. 

Otro tema a comentar es el papel del Estado y la economía del país, así como su actualidad política. Algo que nos llamó la atención fue la cantidad de mendigos y gente en condiciones infrahumanas que uno se encuentra por las calles. En Marruecos el Estado del Bienestar o el Estado fuerte en temas sociales apenas existe, por lo que si estás en mala posición social lo tienes bastante crudo. Algo curioso, que me explicaba mi amigo marroquí, es el hecho de que la gente no tiene que pagar impuestos por tener carretas ambulantes. Y comentando con mis colegas economistas -mis compañeros de viaje-, nos preguntábamos cómo debería funcionar el sistema impositivo en Marruecos.  El gasto público es aproximadamente del 30%.

Mirando otros indicadores, vimos que el Índice de Desarrollo Humano es bastante bajo, con un 0,62%. En lo que respecta a la economía de Marruecos, el país se ha convertido muy dependiente del turismo en los últimos años. El sector terciario representa el 50% del PIB. La agricultura, por otro lado, da ocupación al 43% de la población pero únicamente produce el 14% del PIB. La población de Marruecos ha crecido espectacularmente, pasando de 10 millones en los años cincuenta hasta los casi treinta y cuatro millones que tiene en la actualidad. Para finalizar, es necesario también comentar la estructura de la pirámide de su población, marcada por la gran cantidad de población joven.

En su condición de país pobre, Marruecos ha sufrido cambios importantes, debido principalmente al impacto de las Primaveras Árabes. El país, como explica Ben Jalloun, ha comenzado un proceso de reforma, incentivado por las revoluciones y por la llegada al trono de Mohamed VI en 1999. Se han mejorado en aspectos de Derechos Humanos, la prensa ha recuperado cierta independencia, se ha creado un Código de la Familia para mejorar las condiciones de la mujer. Aun así, existen problemas muy graves en Marruecos, como la pobreza, el paro juvenil, el analfabetismo y la corrupción galopante. 

Marruecos podríamos dividirlo en dos. Un Marruecos profundo, monárquico, que controla la economía, la política exterior y la política interior. Y otro país representado por el papel de otras instituciones políticas y de la sociedad civil. Desde las primaveras, el partido islamista moderado, Justicia y Desarrollo, ha logrado tener un papel más importante en la vida política del país. La sociedad marroquí lleva años adoptando hábitos democráticos y el sinfín de organizaciones existentes lo corrobora. Algo imprescindible es evitar caricaturizar al mundo árabe como si no tuviese sociedad y todo girase en torno al estado. Marruecos es el país con más asociacionismo del mundo árabe y su riqueza en este aspecto es increíble.

Después de cuatro días intensos en Marruecos, tocaba volver, pasando por el moderno aeropuerto de Marrakech, el Menara. No quería volver, como siempre que estoy de viaje.

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