Plataforma (2001) de Michel Houellebecq

Septiembre 2020

El tercer libro que leo de Michel Houellebecq es Plataforma (2001) y creo que esta novela me ha ayudado a entender un poco mejor al escritor más polémico del siglo XXI. Su idea siempre gira en torno al fracasado hombre occidental y su dilema religioso, laboral y sexual, y a partir de allí te explica el mundo de una manera cruel, cínica y desagradable; pero lo explica tremendamente bien. Plataforma me ha parecido sin duda una novela controvertida -a veces repulsiva, otras divertida y otras lúcida-, que habla sobre la (podrida) industria del turismo y, concretamente, sobre una de sus derivantes: el turismo sexual.

La novela empieza igual que l’Etranger de Camus: el padre/madre del protagonista muere y se ve enfrentado a la indiferencia. A partir de allí, Michel, un funcionario parisino que se dedica al mundo del arte, decide dar un cambio de rumbo a su vida. Pese a sus buenos ingresos, se encuentra aburrido de su trabajo (él mismo afirma que “el arte no puede cambiar la vida”), apenas tiene amigos y se considera un fracasado en el amor. Además, es un hombre que no siente apego por casi nada; explica Michel que “Había vivido durante cuarenta años sin establecer el menor contacto medianamente personal con un objeto”.

Michel entonces decide viajar a Tailandia con una compañía emergente a través de un viaje organizado, donde conoce a Valérie, una directiva de la misma compañía que viaja de infiltrada, con la que acaba enrollado. Valérie es algo así como su ideal de su mujer: más joven que él, guapa, sexual, con dinero y sobre todo, con una habilidad atípica en la individualista sociedad occidental: dar placer por placer, más allá del narcicismo. Una vez establece una relación formal con la híper mujer Valérie, Michel comienza a sentirse mucho mejor.

Desde el momento en el que el protagonista pisa Tailandia por primera vez, en la novela da inicio toda una serie de descripciones decadentes sobre Occidente y sus ansias de turismo. El contexto que ofrece Houellebecq sobre esos viajes organizados (primero en Tailandia y luego en Cuba) es simplemente brutal y te hace sentir un mochufo globalista. Irse de viaje es como “fugarse de la cárcel” occidental y alentar más aún los prejuicios. En el transcurso de sus vacaciones, Michel se mete prácticamente con todo el mundo, incluido él mismo. Prefiere la soledad y siente desprecio por el resto de humanos, sea por un matemático de derechas que se cree superior por su cientifismo o por una feminista que está en contra de la prostitución. Hay un momento de la novela en la que Michel se compara con un sapo.

Plataforma es, al fin y al cabo, una historia de amor con muchas dosis de sexo explícito y comentarios misóginos, que no difieren en exceso de muchas de las conversaciones actuales entre hombres (bueyes) de todas las clases y edades. En este sentido, Michel (Houellebecq) habla claro y por eso resulta desagradable. Su “gran” idea es que la prostitución en el “Tercer Mundo” se convierta en un negocio legítimo, en un nuevo contrato social entre los occidentales ricos y los demás. Dice Michel en una de sus iluminaciones que “al ver a todos aquellos anglosajones jóvenes (con mujeres tailandesas), irreprochables y llenos de futuro, comprendí hasta qué punto el turismo sexual era el futuro del mundo”.

El hombre blanco occidental, fracasado en el amor y en el sexo y hastiado por el trauma del trabajo, ve en la prostitución –o en otros casos, el amor– en el “Tercer Mundo” una de sus mejores curas. Sin embargo, la prostitución o el amor con el “Tercer Mundo” no es únicamente cosa del hombre hetero occidental; no, también entran en juego mujeres heteros, gays y lesbianas que se pueden aprovechar de la situación.
En definitiva, Plataforma es un libro perturbador que conviene tomárselo como lo que es: una novela polémica y con ganas de hacer daño. Creo que todo aquello que te haga reflexionar o que te desprenda amor u odio puede ser útil, y sin duda alguna, Houellebecq lo consigue. Y creo también que todo aquel o aquella que haya ligado con locales viajando debería leer este libro.

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