Agosto 2016
Lo primero en lo que pensamos cuando aparece la palabra Cuba es la música y el baile. Tienen un ritmo impresionante. En cada esquina, en cada bar, en cada lugar, suena música. Sea el precioso son cubano o el reggaetón. Fijaos la de géneros musicales que nos dijeron: guaracha cubana, changui cubano, yuka cubana, palo cubano, mozambique cubano, dengue cubano, conga cubana, son cubano, rumba cubana, salsa cubana, casino cubano y el guaguanco.
Y es que esa mezcla de culturas hace que musicalmente Cuba sea increíble. Hay miles de grupos musicales y el Estado lo fomenta mucho. Los instrumentos típicos son las maracas, el tres (una guitarra de tres cuerdas), los bongos, el contrabajo, las claves y el güiro. De Cuba han salido músicos de renombre como Benny Moré, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Celia Cruz, Antonio Machín, Sara González y los conocidísimos Buena Vista Social Club.
El reggaetón ha llegado con mucha fuerza al país desde hace unos 10-15 años. Escuché muchas críticas al mismo, pero está totalmente aceptado en la sociedad y es la música más escuchada por los jóvenes. Pero es que los mayores se saben algunos temas. Un cubano me lo describió así: “El reggaetón ha invadido Cuba”. Aprendimos a convivir con eso y algunos –lo reconozco- acabamos enganchados a algunas canciones.
Además de cantar y tocar instrumentos, a los cubanos les encanta bailar, sobre todo la salsa, que combina el son, el jazz y otros ritmos latinos. Otro aspecto que me llamó la atención fue el amor que le tienen al flamenco. Camarón y Paco de Lucía son ídolos. La fiesta y los carnavales constituyen una de las esencias de Cuba. Concretamente el de Santiago de Cuba dura más de un mes.
En el deporte los cubanos son especialmente buenos, pese a ser solamente 11 millones de personas. Se trata de un aspecto que potenció mucho la Revolución y que se traduce, por ejemplo, en los buenos resultados que obtienen en los Juegos Olímpicos. El deporte más practicado es el béisbol-por cierto, me compré un bate-, pero también son especialmente brillantes en atletismo, boxeo, lucha grecorromana, judo y voleibol. Es el segundo país americano con más medallas, solamente superado por Estados Unidos. En el medallero histórico de los JJOO ocupan el lugar número 18.
La religión en Cuba también me acarreó mucho debate interno. Cuando el papa Francisco visitó La Habana el pasado febrero, miles de personas fueron a a recibirlo. Incluso vi todavía pegatinas y carteles del aquel viaje. Muchos deben pensar que como Cuba es un país socialista desde hace más de medio siglo la religión ha dejado de existir.
Pero no. Aunque la religión no tiene mucha influencia en el Estado, en Cuba la gente es religiosa, sobre todo catolicismo, a lo que hay que sumar una gran dosis de santería traída desde África por los esclavos negros. Es lo que llaman sincretismo. Conocí a varios ateos, aunque tuvimos las típicas conversaciones de “Dios fue el primer comunista” o “los valores del cristianismo, bla bla”.
Algo que nos sorprendió fue el tema de la santería. Iba caminando con un amigo por el Malecón habanero cuando apareció una mujer que llevaba una sandía envuelta en una bolsa de plástico y la tiró al mar. ¿Qué carajo? Le estuvimos dando vueltas, confiados de que eso no era una expresión de la educación cívica cubana. Seguimos preguntando y nos dijeron que la santería es una creencia muy extendida en Cuba, de orígenes africanos, basado en rituales.
Los orishas son los dioses que median entre Olofi -similar al dios cristiano- y los creyentes. Atando cabos, llegamos a la conclusión de que la mujer había tirado el melón por una especie de ritual para curar a los enfermos o algo así. Hay mucha gente que se quiere dedicar a la santería, y para ello uno tiene que hacer ceremonias durante un año y vestir de blanco. Cuando veíamos a gente de blanco pensábamos que eran las famosas Damas de Blanco -disidentes cubanas-, pero no: eran aspirantes a santeros.
Otro día, hablando con un habanero de 22 años que era un RRPP de un grupo de música, tuve otra sorpresa con esto de la santería. Estuvimos charlando un rato y me comentó que había estudiado Economía y, hablando sobre el futuro laboral, me explicó que el se dedicaba a la santería. Era un chaval normal. Y me quedé sorprendido. Me comentaba que le gustaba su trabajo, que lo hacía por raíces familiares y que quería dedicarse a eso. Y aún sigo sorprendido. No me quedó exactamente claro qué hacía.
Por último, el arte impregna la vida cubana. Mucha gente se dedica a la pintura, a la escultura, a la cerámica, a las artes gráficas, así como a la literatura y al cine. Todo lo que uno compra en Cuba es artesanal. Me traje muchos recuerdos. Sean pequeñas esculturas o camisetas, su producción es siempre artesanal.