Junio 2020
Las penas del joven Werther (1774) de Johann Wolfgang von Goethe, el poeta y literato alemán más conocido. Un clásico de la literatura romántica, pura poesía. El libro trata de Werther, un joven muy sentimental, profundo y contemplativo, que se enamora de Carlota, una mujer que está comprometida con Alberto; Werther establece una buena amistad con los dos. La historia va de las los dramáticos sentimientos de Werther por su amor no correspondido, por su extrema agonía, que se los va relatando a su criado Guillermo.
La traducción es de 1835, por lo que hay palabrejas que suenan a un castellano más antiguo. Su lectura demuestra la pasión extremadamente romántica de Werther, los perversos límites del amor; unos límites que conviene no seguir. El protagonista hace constantes elucubraciones –muy mezcladas con descripciones de la naturaleza– de lo importante que es su amor por Carlota, de lo mucho que le llena, del vacío existencial que siente al verse rechazado, de su decadencia espiritual, de que lo dejaría todo por ella, y que incluso se dejaría a él mismo por sus propias penas.
Es un libro corto, de unas 150 páginas, que me enganchó desde el principio, pero que me hizo sufrir, y que me llevó a pensar en eso que llaman “amor” o “estar enamorado”; el amor lo es todo, mueve al mundo. Es lo más importante, único, inexplicable. Dice Goethe que “La naturaleza humana tiene sus límites; puede soportar, hasta cierto grado, la alegría, la pena, el dolor; si pasa más allá, sucumbe. No se trata, pues, de saber si un hombre es débil o fuerte, sino de si puede soportar la extensión de su desgracia, sea moral, sea física”.