La paradoja del refugiado

  • Creen que el sueño europeo les salvará. Es el lugar seguro donde labrarse un futuro.
  • Europa se encuentra en horas bajas y afronta problemas estructurales. La xenofobia crece dramáticamente y existe una gran brecha norte-sur y este-oeste.
  • Europa, por otro lado, pierde población debido a las bajas tasas de natalidad. La inmigración históricamente ha tenido esa función: repoblar. Así pues, para que Europa sobreviva necesita una población activa (gente que trabaje) joven para que pueda sostener a los que no trabajan, es decir, viejos y niños. Y los europeos tienen pocos hijos.
  • En muchos países europeos hay bajas tasas de desempleo y por tanto, más facilidad para incorporar a gente al mercado laboral. Pero no pasa en todos lados, como en Grecia y en España, con altos índices de paro.
  • Los refugiados basan muchos de sus principios en la rumorología (lo que han oído por ahí). Al igual que cualquiera, uno construye una realidad de acuerdo a lo que le cuentan.
  • La línea de preferencias es variada, la gran mayoría optan por el norte de Europa, con especial énfasis en Alemania, aunque también los hay que quieren ir a Suecia, Reino Unido, Holanda y Francia, entre otros.
  • Muchos logran el sueño europeo, y tras un largo periodo de sufrimiento, pueden asentarse en un país y conseguir un trabajo con el que alimentar y cuidar una familia.
  • Otros se quedan a mitad del camino en campos de refugiados, esperando eternamente a una respuesta que no se sabe cuando llegará.
  • Otros esperaban algo mejor de lo que tienen ahora. O incluso prefieren su vida anterior cercana a sus familiares y a su estilo de vida, antes que estar prácticamente recluso en un campo de refugiados.

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