La conjura de los necios (1980) de John Kennedy Toole

Noviembre 2020

La conjura de los necios (1980) de John Kennedy Toole, ganadora del Pulitzer en 1981, es una novela publicada de manera póstuma por la madre del autor, debido a que éste se suicidó tras ser rechazado por varias editoriales. Esta dramática historia real tiene un ligero parecido al peculiar libro, que narra las desventuras en los bajos fondos de New Orleans del antihéroe Ignatius J. Reilly, un gordo comilón con pensamiento medieval entrado en sus treinta, una especie de “Oliver Hardy delirante, Don Quijote adiposo y Tomás de Aquino perverso”, dice en él prologo Walker Percy. Los azotes que propina Ignatius al American Way of Life nos hacen disfrutar de esta cómica conjura.

Muchas son las sensaciones que genera esta gran conjura, en la que inevitablemente me sentí identificado con las cavilaciones y experiencias del indómito protagonista. Su crítica a la sociedad estadounidense es tremendamente acertada y divertida, en la que muestra a asquerosos y estereotipados personajes, como su estrambótica y revolucionaria novia Mirna, su neurótica y alcohólica madre, el magnate Levy o la senil Trixie, a la vez que uno se imagina sabanas llenas de esperma, pedos, eructos y extrañas impresiones emanadas por Ignatius. La novela enseña al lector un mundo plagado de hombres y mujeres necios, en el que la lucidez solo aparece en Ignatius, que intenta, como si fuese un discípulo de las consolaciones de San Severino Boecio, devolver la cordura a la humanidad, ya que él mismo se considera “un hombre justo en una sociedad injusta”.

Ignatius es un personaje digno de admirar, aunque también es un gordinflón desagradable y despreciable. Es un hombre maltratado por la sociedad que decide aislarse de la hipocresía para crear su propio universo, en el que reina la Monarquía, el Derecho Divino, la Cristiandad y el “buen gusto y la decencia”, para después plasmar sus singulares elucubraciones en un libro. Ignatius es inteligente y ha estudiado en la universidad, pero se encuentra recluido en casa de su madre, con la que tiene una intensa y complicada relación. Su estética llama la atención, ya que además de ser obeso y depender del estado de su válvula pilórica, viste un ridículo gorro y una camisa de franela, por lo que la gente se ríe de él, pero Ignatius siempre responde con su particular elocuencia, que provoca admiración en sus alrededores. “¿Cómo ha acabado un blanco como tú, que habla tan bien, vendiendo salchichas, dime?”, le preguntan.

Su problema reside en el trabajo, que el detesta, y en la búsqueda y ejecución del mismo se desarrolla la conjura. Simplemente, Ignatius es un hombre de otra época que no logra adaptarse a los tiempos modernos, por lo que organiza motines contra una empresa de tejanos o reparte salchichas en el degradado Barrio Francés de New Orleans. A través de las experiencias laborales de Ignatius, John Kennedy Toole va explicando los submundos de la ciudad del Jazz y nos va dibujando un retrato tragicómico de Estados Unidos, y mientras tanto nos vamos partiendo el ojete; las situaciones son de absoluto descojone. Es un libro que pese al drama que oculta, nos hace desinhibirnos con las desgracias de Ignatius, que en su viaje callejero por New Orleans se equipara a Kurtz en “El corazón de las tinieblas”

“Bueno, bueno, encontraré un empleo, aunque no tiene por qué ser lo que tú llamarías un buen empleo. Quizá se me ocurran algunas ideas valiosas que puedan beneficiar a mi patrón. Puede que la experiencia dé a mi pensamiento una nueva dimensión. Y, con ello, a mi obra. El introducirme activamente en el sistema que critico, será en sí mismo una interesante ironía.”

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