Junio 2020
Ensayo sobre la ceguera (1995) del escritor portugués José Saramago. Este libro distópico trata de una epidemia de ceguera blanca en algún lugar desconocido; de repente, la gente comienza a verlo todo blanco, el caos de desata y comienzan las cuarentenas. En el apocalíptico escenario, la “mujer del médico” resulta ser la única persona no afectada por la epidemia, por lo que se dedica a ayudar, modo heroína, a un heterogéneo grupo de seis. Así pues, la historia se basa principalmente en las peripecias y las conversaciones de este grupo y su interacción con otros ciegos.
Es en esencia una novela psicológica, muy descriptiva con los olores, con el hambre y con actos viles como violaciones o muertes. Tiene algunas reflexiones y diálogos muy buenos acompañados de proverbios, “ojos que no ven, corazón que no siente”. También nos muestra como el ser humano actúa en situaciones límites, y concretamente en una tan peculiar como la ceguera, que literalmente descompone a la civilización. Pese al egoísmo y el caos que reina entre los humanos, el necesario hiperliderazgo de la “mujer del médico” siempre supone un anhelo de esperanza.
El peculiar estilo de Saramago no me ha entusiasmado, ya que los diálogos se construyen en la propia prosa y se separan mediante comas. Entre todo ello hay un narrador omnisciente que interviene de vez en cuando. Pese a que los diálogos y las ideas que se tratan no son para nada complicadas, su lectura a veces resulta un poco confusa. Además, ¡no hay nombres propios!
Creo que está bien como novela distópica, aunque quizá un poco sobrevalorada. La Peste de Camus me gustó mucho más y me lo hizo pasar peor aún por sus increíbles similitudes a la realidad actual. Ensayo sobre la ceguera es dura de leer, de hecho no sé ni por qué me embarqué en esta empresa; al acabar me duelen los ojos. No sé cuál es la intención de Saramago con la novela, pero esta frase sí me hizo pensar: “Le dices a un ciego, Estás libre, le abres la puerta que lo separaba del mundo, Vete, estás libre, volvemos a decirle, y no se va, se queda allí parado en medio de la calle, él y los otros, están asustados, no saben adónde ir”