El tambor de hojalata (1959) de Günter Grass

Mayo 2020

El tambor de hojalata (1959) es la novela más popular del Premio Nobel alemán Günter Grass. Desde un sanatorio, Oskar Matzerath -un gnomo nacido en la Ciudad Libre de Danzig (hoy en día Gdansk) que decidió parar de crecer a los 3 años- explica sus profundas memorias: su niñez, su adolescencia y su vida adulta. A esa temprana edad Oskar recibe un tambor de hojalata, su compañero de mil batallas, y pese a quedarse estancado físicamente, su mente se desarrolla rápidamente. Así pues, la historia de Oskar es la de la irreverencia y el rechazo al mundo adulto, en concreto al del nazismo incipiente y a la de la pequeña burguesía.

El excéntrico protagonista, siempre acompañado de adultos, va dejando huella por allí donde pasa. Astuto, inteligente y observador, amante de Goethe y Rasputín, ciertamente pervertido y gamberro, pasa por muchas etapas y se desenvuelve en diferentes profesiones, conoce a mucha gente, alcanza la fama, pasa buenos ratos con mujeres, adora a las enfermeras y mil peculiaridades más. A los 29 años le internan en el sanatorio, después de haber visto el ascenso y la caída del nazismo y haber olido la muerte tan de cerca; muchos de sus allegados van muriendo paulatinamente, de maneras tragicómicas, mientras que el sobrevive a todo.

Esta novela experimental, inspiradora del realismo mágico latinoamericano, marcó un antes y un después en la literatura alemana tras el trauma de la guerra. Günter Grass rompió el molde creando esta larga, potente y polémica obra. Las lecturas de este influyente libro deben ser infinitas, pero yo he entendido algunas como el intento de superar críticamente al nazismo, el papel de la música frente al totalitarismo y lo importante de cultivar un espíritu libre y contestatario.

Me ha parecido difícil de leer, no por el vocabulario y la complejidad de la narración, sino por lo delirante que es. Quizá porque no era consciente del tono humorístico y cínico. Sin embargo, me ha resultado muy divertida. Es totalmente surrealista, a veces me perdía y tenía que releer; muchos personajes, pocas explicaciones y constantes cambios temporales. Es una novela extraña, que me enganchó ya cuando llevaba 200 páginas; luego la disfruté. Sin lugar a dudas, lo que más me ha gustado ha sido el personaje de Oskar y su tambor, y en general, la creatividad y majadería de Günter Grass. Oskar Matzerath es un buscavidas, un loco emprendedor, un entrañable personaje, un maestro a considerar. Nunca le quites a un niño su juguete, ¡te sorprenderá!

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