Noviembre 2020
El paseo (1917) del escritor suizo Robert Walser es una de las grandes obras de la literatura flâneur, término popularizado por Walter Benjamin para referirse a las experiencias urbanas de Baudelaire. El flâneur es, en esencia, el paseante urbano, y Walser en esta corta y bella novela de cien páginas lo ilustra a la perfección. En la cambiante y frenética ciudad industrial todo llama la atención al escritor; cualquier cosa merece una consideración, desde un roble otoñal hasta un nuevo dentista.
Robert Walser se dedica a pasear por la ciudad mientras explica su visión del mundo. Primero entra a una librería y pregunta por el libro más leído. El librero le informa amablemente de todo, pero finalmente Walser decide no comprarlo, por lo que el vendedor se enfada y le dedica una serie de improperios. Luego va a hacer gestiones al banco, visita jardines y huertos y a una señora que le da de comer a cambio de conversación.
Todas estas anécdotas son vividas por el escritor como un viaje que incita a la reflexión y al descubrimiento personal. Walser, siempre elocuente y cortés, habla de sus gustos y pasiones, de la gente que observa y de la arquitectura que contempla, a veces maravillado, como si el mundo se tratase de un cuento. Se ríe, habla solo o con otros personajes urbanos, y divaga sobre la vida errabunda del paseante.
“El Paseo” es un gran texto para entender al concepto del flâneur y para profundizar en el interesante paseo urbano, contrario al “commute”, en el que la ciudad solo sirve de paso para ir al trabajo. El libro termina con esta frase, que da para pensar: “Me había levantado para irme a casa; porque ya era tarde, y todo estaba oscuro”