Agosto 2020
El legado de Europa (1960) del escritor Stefan Zweig es un conjunto de pequeñas biografías de personajes como Montaigne, Rilke, Rolland, Chateaubriand y Josep Roth, así como algunos ensayos sobre temas variados, como un análisis de Las Mil y Una noches y sus clásicos textos de la elevación del espíritu y la defensa de una Europa apátrida. El legado de Europa se complementa perfectamente con sus memorias (“El Mundo de ayer”).
De este libro destacaría el texto dedicado a Joseph Roth (dicen que es el periodista mejor pagado de los años veinte), aunque fue una lástima que su talante literario se viese mermado por la mala suerte, el alcoholismo y la destrucción de Europa. Pero sin lugar a dudas, lo mejor ha sido la preciosa biografía de Montaigne -un hombre que amaba a la vida- me despertó una enorme curiosidad y espero leer pronto sus Ensayos. Zweig desmenuza la compleja personalidad de este noble francés y nos hace sumergirnos en aquella Europa medieval acechada por conflictos religiosos. La vida de Montaigne es cuanto menos curiosa. Fue educado en Latín sus primeros años, luego se dedicó a los negocios y formó una familia, hasta que a los 38 años de edad decidió recluirse en su torre y dedicarse a leer. Ahí estuvo leyendo y estudiando compulsivamente durante diez años, hasta que decidió salir a recorrer Europa; se convirtió en un viajero pasional. Luego le obligaron a volver a su ciudad a ejercer de alcalde, y finalmente la peste y las guerras llegaron.
Más allá de los hechos históricos y los quehaceres de Montaigne, lo curioso es su personalidad, su gusto por el “yo”, por la búsqueda de algo sin saber el qué, por su libertad de espíritu; Zweig dice: “¿Qué podía significar su tranquilizador apremio a la templanza y la tolerancia en una edad fogosa, que no admite desilusiones ni quiere serenarse, sino que inconscientemente dese verse afianzada en su impulso vital?”. Montaigne era un errante, un vagabundo, que no se adscribía a nada; “todo pasa sobre él como un torrente, no dejando nada: ninguna convicción precisa, ninguna opinión firme, nada fijo, nada permanente”, explica Stefan Zweig.
Dicen que Montaigne es uno de los creadores del género del Ensayo y es estudiado y recordado como una especie de “europeo”. Me pregunto si ser europeo significa viajar por Europa libremente e intentar aprender sus idiomas; como si el Viejo Continente se tratase de la Torre de Babel.