Cienfuegos y Santa Clara

Agosto 2016

Cienfuegos, a 230 km de La Habana, es la siguiente parada de nuestra ruta por la isla. Casualmente es el nombre de mi calle en Barcelona, ya que en el barrio donde resido hay muchas calles que tienen nombres de los Indianos, catalanes que iban a hacer dinero a Cuba. Mi barrio también tiene calles con nombres de ciudades cubanas como Pinar del Río o Matanzas.

Más allá de esta curiosidad, Cienfuegos es una realidad totalmente diferente a La Habana. Pasamos prácticamente de 2 millones de personas a solamente 150.000. Lo que supone más tranquilidad, calles más anchas, arquitectura diferente, menos suciedad, acento ligeramente diferente y menos gente. En Cuba apenas hay edificios altos, solamente unos pocos en La Habana y en Santiago, lo que supone un descanso visual importante. Imaginaos mirar al horizonte y ver selva en vez de edificios altos.

Nos hospedamos en el barrio de Punta la Gorda, un barrio residencial rodeado por la costa. La casa de alquiler no era lo esperable y vivíamos superapretados. Cienfuegos, como La Habana, también tiene un bonito Malecón y un centro histórico agradable y bien conservado. No tiene grandes cosas a visitar, más allá de dar un paseo por el centro y visitar la Plaza José Martí.

 Ahora que ha salido este nombre, voy a dignarme a explicar unas palabras sobre él. Junto a Simón Bolívar, es el mayor libertador latinoamericano. En Cuba dicen que el siglo XX ha sido el de Fidel, mientras que el XIX fue el de Martí. Hay cientos de mausoleos y mensajes de él a lo largo de toda la isla. En líneas generales, fue un importante político, estadista, revolucionario, poeta y un sinfín de cosas, pero sobre todo lideró la guerra por la independencia de Cuba contra España. Es el héroe nacional de Cuba por excelencia.

La estancia coincide con los carnavales de la ciudad y además los tenemos a menos de cinco minutos caminando, por lo que los escucho todo el día. La canción de La Macarena me despertó a las 3 de la mañana. Música latina a toda pastilla, como en toda Cuba. Probé la cerveza de pipa, una asquerosa e insalubre bebida que cuesta 15 céntimos los 700 ml. A saber qué llevaría. Pero, vamos, que los carnavales están de lujo y hay muy buen ambiente. En Cienfuegos dormimos dos noches, pero tuvimos la visita de la “enfermedad del viajero” -que posteriormente explicaré-, que sacudió nuestros estómagos y nos vimos obligados a tomarnos un descanso.

Aprovechamos también para ir a Santa Clara, ciudad en la que está el mausoleo de homenaje al Che Guevara. Allí, uno puede disfrutar del enorme panteón del guerrillero, un museo gratuito sobre su historia (con el aire acondicionado a tope) y una sala con las tumbas de los revolucionarios caídos en la Batalla de Santa Clara.

Ernesto Guevara, otro de los líderes de la Revolución y de procedencia argentina, recorrió América Latina y conoció a Fidel en México. Desde sus primeras tomas de contacto con la Revolución cubana se mostró muy entusiasta y decidió participar, convirtiéndose en uno de sus exponentes. La Batalla de Santa Clara es especialmente trascendente en la vida del Che, ya que fue el comandante que lideró el ataque a unos trenes que llevaban armamento. Los acabó capturando y Batista tuvo que huir del país.

Después de ir a Santa Clara nos dirigimos a la mejor playa de Cienfuegos, llamada Rancho Luna. Pasamos una agradable tarde, relajándonos y descansando con agua cristalina.

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